La Reina se ha superado a sí misma. Aún no repuestos de su impactante presencia en México donde la exhibición de sus contorneados brazos llenó mucho más espacio en los medios de comunicación que, por supuesto, su presencia en la cumbre de líderes contra el cáncer, de nuevo nos sorprende doña Letizia con el que, hasta la fecha, es el modelo más impactante de cuantos ha usado desde que llegó a la Zarzuela. La ocasión propicia se ha dado en la entrega del premio de periodismo Francisco Cerecedo, una cena que cada año presiden los Reyes y a la que la Reina acudió con un vestido mini, con tirantes y volantes de encaje, muy años 20, que causó auténtica sensación. La pregunta es: ¿tiene una reina que causar sensación por su vestuario? El modelo ha sido diseñado por la catalana Teresa Helbig, que se estrena en el armario de la Reina.
La Reina llegó a la cena cubierta en una capa pues la noche madrileña era fría, pero al desprenderse de esa prenda se descubrió un 'modelito' que visto de lejos recordaba al que lució Belén Esteban cuando le tocó bailar en charlestón en 'Mira quién baila'. De cerca, sin embargo, era un primor de encaje y absolutamente precioso, un diseño delicado como todos los de Teresa Helbig, sin duda una de las mejores y más originales diseñadoras del momento.
El vestido es precioso pero demasiado corto para ser usado por la Reina. No se trata de enseñar o no las piernas, aunque la manía que la Reina tiene a las medias resulta preocupante, sino la evidencia de que la Reina eligió un modelo que necesariamente iba a centrar los focos en su persona. No es que no esté guapa, que lo estaba, ni que el traje no le sentara bien, que le sentaba estupendamente, sino la constatación de que en esa frenética carrera hacia el más difícil todavía, en ese reto constante para superarse a sí misma en una aparición más rutilante que la anterior, no sé dónde están los límites.
Letizia está orgullosa de su figura, moldeada a golpe de gimnasio y una alimentación sana y equilibrada y no tiene manías a la hora de enseñar brazos y piernas. Ha conseguido dejar atrás las críticas a su delgadez, porque ahora exhibe sus bien trabajados músculos, sin una gota de grasa eso sí, pero en invierno sorprende.
Para mantenerse en el candelero las 'influencers' y personajes como Kim Kardashian tienen que rizar el rizo en sus apariciones públicas. No es el caso de la Reina que ya llama la atención por sí misma, por su posición y por su innegable atractivo y, por qué no, también por su estilo. Cuando viste bien, viste muy bien y prueba de ello es que en el viaje de Estado a Gran Bretaña dio toda una lección, aunque en la cena de gala se empeñó en meterse la banda por el escote palabra de honor de su vestido rojo, dándole una pequeña patada al protocolo. Pero bueno, hay que innovar.
Esta bien que una Reina sea atrevida y de hecho, Máxima de Holanda lo es. Hay que verla con sus tocados de pluma y sus excesos, pero como dijo la más Isabel de Inglaterra: “No somos celebridades ni millonarios: somos la realeza”.