Hace casi doce años, con motivo de la petición de mano de doña Letizia, el entonces príncipe Felipe aseguró que le gustaría tener más de dos y menos de cinco hijos, lo que solo dejaba dos posibilidades: tres o cuatro hijos pero, como se ha podido comprobar, la descendencia de los actuales reyes se limita a dos hijas: la princesa Leonor y la infanta Sofía. La primera cumplirá 10 años el próximo 31 de octubre y la segunda hizo 8 el pasado 30 de abril y las dos nacieron mediante cesáreas, primera razón por la que doña Letizia no se hubiera aventurado a un tercer embarazo en el caso de haber sido una madre más, pero no es ese el único motivo.
El 2 de octubre, Madrid celebró el día de la Banderita, la cuestación anual de la Cruz Roja en la que participaron las dos reinas, doña Letizia y doña Sofía. Ambas tomaron bebés en brazos, una práctica inevitable en todo contacto ciudadano y un detalle que agradecen sobremanera las orgullosas madres de las criaturas. Tampoco en esta ocasión faltaron las criaturas pero una de ellas, una niña de pocos meses llamada Nara, protagonizó la anécdota de la jornada en brazos de la reina Letizia.
La madre de la pequeña se dirigió a la mesa petitoria, instalada a las puertas del Congreso de los Diputados, con su niña en brazos y cuando estaba frente a la Reina esta le hizo un comentario y seguidamente Nara pasó a los brazos de doña Letizia quien la acunó con cariño al tiempo que comentaba a la madre lo mucho que le gustan los bebés, tanto que hubiera estado dispuesta a llevarse a la niña a casa. La madre, por si acaso, le ofreció una alternativa al preguntarle si no se animaría a tener un nuevo hijo a lo que doña Letizia contestó: “De momento, no”. Lo que dijo la Reina, o lo que la madre dijo que dijo, provocó de inmediato una gran sorpresa al fomentar la creencia de que podría existir la posibilidad de que doña Letizia, cumplidos ya los 43 años, se animara a ser de nuevo madre.
Todo podría ser, pero no parece que los deseos de muchos se vayan a convertir en una realidad. La verdad es que los Reyes ya cerraron la fábrica de niños tras el nacimiento de la infanta Sofía; quizá la primera excusa fuera la de las dos cesáreas de la entonces princesa y lo mal que lo pasó en los respectivos embarazos pero la auténtica razón de quedarse solo con dos niñas era evitar la posibilidad de que un tercer hijo fuera varón. Y no es que a don Felipe y a doña Letizia no les gusten los niños sino que la llegada al mundo de un varón alteraría de inmediato el orden sucesorio.
La Constitución vigente marca la preferencia del varón sobre la mujer en la sucesión de la Corona y aunque la reforma de ese punto está ampliamente admitida por todo el mundo, lo cierto es que el artículo aún no ha sido modificado. Leonor, por su condición de primogénita, es la actual princesa de Asturias y, por tanto, primera heredera al trono, pero si tuviera un hermano este pasaría por delante, según la norma constitucional. Es verdad que antes de que llegara el momento de la sucesión, la Carta Magna podría reformarse y de hecho debería hacerse para no discriminar a la pobre Leonor y, sobre todo, para ajustarse a los tiempos de igualdad entre los sexos. El problema sería que legalmente desde su nacimiento hasta que se reformara la Constitución el futuro niño sería el heredero, dejando a Leonor en segundo lugar, y si don Felipe, Dios no lo quiera, faltara ante de que se hubiera cambiado la norma legal ya no habría marcha atrás: el niño sería rey y su hermana, infanta.