La reina Letizia inauguró la feria del libro de Madrid y se llevó a casa cuarenta libros, algunos de ello regalados por las editoriales y otros comprados por ella misma, entre los que destacan dos obras filosóficas que llaman la atención, una escrita por el danés Soren Kierkegaard y la otra por el alemán Friedrich Nietzsche. Si escribir sus nombres ya es difícil, aún lo es más explicar su pensamiento aunque para resumir se puede decir que el primero es padre del existencialismo y el segundo del nihilismo activo; es decir asuntos tan sesudos como la condición humana y el poder del espíritu.
Nuestra doña Letizia cada día nos sorprende más y no es que sea mal asunto tener una reina filósofa pues la palabra significa amor a la sabiduría, pero me resulta inquietante tanta intensidad intelectual. En una vida, como la suya, tan llena de compromisos no sé cuándo tendrá tiempo para dedicarlo a la comprensión de obras filosóficas tan completas pero si ya las comprende y lo que quiere es profundizar aún le resultará más contradictorio asumir muchas de las experiencias que le ha tocado vivir. Tan mala es la ligereza como la intensidad y contraponer la profundidad a la frivolidad cuando, al final, los extremos se tocan. A la reina hay quien la tacha de 'it girl' por su afición a sorprender con el vestuario y su excesivo culto a la imagen pero ella prefiere ir a lo más profundo y mostrar su faceta más intelectual que se refleja en su afición a las películas llamadas antiguamente de arte y ensayo y ahora comprando, ante cientos de fotógrafos, dos obras de filosofía dura.
La elección de las obras de Kierkegaard y Nietzsche me resulta casi tan insólita como la elección de sandalias de tacón de aguja para caminar sobre las piedras casi milenarias del monasterio de San Millán de la Cogolla en La Rioja. Aunque igual tiene relación, porque los filósofos y más los del siglo XIX eran de sufrir mucho, todo el día machacándose sobre la naturaleza humana.
Una de las frases más famosas de Nietzsche dice: "Lo que no me mata me hace más fuerte", mientras que a Kierkegaard se le atribuye otra que dice: "Los dioses no regalan grandezas. Nada verdaderamente grande se obtiene gratis". Doña Letizia tiene una manera muy particular de ejercer su función pública y no siempre es entendida quizá porque se aparta de cualquier modelo preexistente y en eso coincide con el filósofo alemán que en sus obras sostenía la teoría de que había que crear una civilización nueva antes de que la antigua sea definitivamente derrumbada.