Hacía tiempo que no sabíamos nada de Telma Ortiz, la hermana de la reina Letizia, que por fin había conseguido, como pretendía, volver al anonimato. La ruptura de su extraño matrimonio con el abogado y empresario navarro Jaime del Burgo, la ha devuelto, se supone que en contra de su voluntad, al primer plano. Telma, de 42 años, y madre de una niña, Amanda, fruto de una anterior relación sentimental, y Jaime, de 46, a quien conoció por ser amigo de doña Letizia, no han durado ni los cuatro años transcurridos tras su boda sorpresa y casi secreta que tuvo lugar en el monasterio de Leyre (Navarra) el 11 de mayo de 2012.
Aquella boda fue muy extraña puesto que la novia se presentó a su boda luciendo un vestido pantalón blanco pero con muletas, y además de diseño antiguo de las que se colocaban debajo del sobaco, ya que había sufrido un accidente. Qué necesidad tenía de casarse tan rápidamente y en esas condiciones, toda vez que dos meses más tarde la pareja repitió el enlace en un hotel ubicado en la costa italiana, cerca de Roma, que Del Burgo cerró para celebrar un segundo enlace al que asistieron don Felipe y doña Letizia entonces príncipes.
Desde el mismo día de la boda, la pareja ha hecho cosas muy raras. Ella que trabajaba en el ayuntamiento de Barcelona dejó su trabajo y cerró su casa para, en principio, irse a vivir con su marido a Nueva York, e incluso se publicaron fotos de la pareja visitando casas en Manhattan. Pero vete aquí, que en el mes de septiembre Telma regresó a Barcelona para matricular a su hija Amanda en el nuevo curso escolar instalándose en una nueva casa, más aparente que la anterior, y sin trabajo. Ni rastro de Jaime del Burgo que aunque es abogado se gana la vida, y bastante bien, por cierto, como empresario montando diversos negocios, la mayoría 'on line' como 12co, destinada a la compraventa de edificios, Nostra Famiglia, un negocio de venta por Internet de delicatessen italianas y una tercera que, curiosamente bautizó como Telmalink, dedicada a temas de seguridad.
Jaime del Burgo dirige sus negocios desde Londres y Ginebra y apenas pisa España, pero Telma siempre ha vivido en Barcelona donde en raras ocasiones se ha visto a su marido quien, además, cuando visitaba a su familia prefería alojarse en un hotel. En estas condiciones, no se puede hablar exactamente de matrimonio, aunque ahora Jaime del Burgo confirme el inicio de los trámites de divorcio y el cese de la convivencia matrimonial. No sé yo qué entiende el muchacho por convivencia, pero ellos sabrán.
Cuando aún no hacía dos años que se habían casado, Telma y su marido interpusieron una demanda de divorcio de mutuo acuerdo y cuando ya estaban hechos todos los trámites en vez de acudir al juzgado para ratificar el divorcio mandaron a su abogado, que era el padre de él, Jaime Ignacio del Burgo, a explicarle al juez que se habían arrepentido. La situación no ha cambiado desde entonces y a pesar de que, de vez en cuando, la pareja ha coincidido en alguna celebración, su matrimonio puede calificarse de fantasma. La reina Letizia creyó que su hermana Telma y su amigo Jaime podían hacer buena pareja, pero no lo ha conseguido