El día en que la reina Letizia abrió su armario

Actualizado a 7 de mayo de 2016, 12:31

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La reina Letizia ha dado la campanada. Ya era hora de que abriera su armario a nuevos diseñadores que llevan años llamando a su puerta sin obtener respuesta y esta semana lo ha hecho luciendo un modelo de la diseñadora mallorquina afincada en Barcelona Rosa Esteva más conocida como Cortana, el nombre de la casa familiar de Mallorca. La Reina apareció en la fiesta con la que el diario El País celebró su 40 aniversario luciendo un vestido azul de líneas amplias con manga francesa y ligero escote en 'V' en la espalda, un acierto que marca, además, eso espero, un nuevo cambio de estilo.

La respuesta a ese estreno ha revolucionado las redes sociales y que todos los comentarios hayan sido positivos pone en evidencia una cuestión fundamental: doña Letizia, aunque ella no lo crea, no siempre viste convenientemente y verla con un diseño que se ajustaba al momento y a su papel, ha sido un alivio. Hasta ahora, la mayor parte de sus vestidos estaban firmados por Felipe Varela que la convertía en una maniquí marcando la silueta y, sobre todo, echándole años encima. El diseñador madrileño, un personaje que huye del protagonismo de un modo casi enfermizo, se ha convertido, con los años, en el dueño del armario real y aunque no se puede negar su maestría si puede advertirse que se repite más que el ajo. Con toda seguridad, Varela se ha ganado la confianza de la Reina, antes princesa, gracias precisamente a su total y absoluta discreción, un valor que en la Zarzuela es condición 'sine qua non', aunque esa actitud tiene, a veces, un tinte de un secretísimo absurdo. La Reina ha convertido a la Reina en una esclava de su estilo, con un exceso de prendas ajustadas, incluso de otras marcas que no la favorecen a ella  ni a la institución. Dibujar la silueta está bien, pero no siempre porque se corre el peligro de desdibujar el personaje. 

Doña Letizia llegó a Felipe Varela después de admirar uno de sus diseños que lucía la infanta Elena quien, además, vivía en aquel momento junto a su entonces marido, Jaime de Marichalar, en el mismo edificio de la calle Ortega y Gasset de Madrid, donde el modisto tenía el taller. En sus primeros meses como princesa, la actual Reina, siguió el consejo de la reina Sofía, a quien le había ido de maravilla confiar su vestuario a Margarita Nuez, que la viste desde hace más de treinta años. Era un buen consejo, pero la reina Sofía nunca pretendió ser un icono de moda y doña Letizia, aunque quizá no era su propósito, sí se ha convertido en una 'it girl', por su empeño en lanzar mensajes, no siempre acertados, a través de su vestuario.

Es cierto que a todas las princesas y reinas de la nueva generación, se las mira con lupa y quieran o no acaban siendo juzgadas también por su aspecto físico, por eso es importante que no se equivoquen. Doña Letizia ha ido creciéndose por los halagos, algunos justificados, otros mas cerca de los masajes que de la crítica, y le faltaba muy poco para acabar prisionera de su propia imagen si seguía retándose a sí misma para aparecer siempre a la última.

La cantidad de ofertas de diversas firmas de moda españolas, o de propiedad española, para que la Reina luciera sus diseños obligó a la Zarzuela a contratar a una persona que lidiara con las firmas y valorara sí estaban en condiciones de acceder al armario real. Pero, doña Letizia tiene su propio criterio e impone su gusto, lo que también es lógico. Aunque es obvio que su imagen no le pertenece del todo porque representa a la Corona.

Que por fin haya aceptado que hay diseñadores más allá de Varela es una alegría. Cortana la ha convertido en una Reina con otro estilo y sería de desear que otras diseñadoras como Teresa Helbig también tengan su momento y que, por fin, sea doña Letizia quien lleve sus vestidos y no, al revés.

 

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