En teoría uno tendría que estar tranquilo porque juega en casa, irá a apoyarme mucha gente que conozco. Pero eso es justo lo que me inquieta: actuar ante amigos y conocidos. Entiendo que podré estrenar, aunque ómicron me lo está poniendo bastante difícil. Están cayendo varias de las personas que habían confirmado su asistencia y mucho me temo que tarde o temprano lo acabaré pillando. Se lo podría preguntar a la vidente que me ha echado las cartas para La Razón, pero prefiero no hacerlo porque no me ha visto más que cosas malas. Según sus vaticinios, el 2022 va a ser un año durante el cual me convendría no salir de casa. Dice que voy a tener un declive profesional, que una persona de la cadena me va a traicionar, que una persona del Gobierno me va a retirar su apoyo, que no voy a triunfar como actor, que no me va a salir pareja aunque la eche de menos por las noches y que me tendré que conformar con aventuras en las que prime el sexo. Vamos, que según ella voy a tener otro año más o menos de mierda. Ya que se me brinda la ocasión, aprovecho para aclarar alguna cosa. Me contó Kiko Matamoros que le habían preguntado si yo era íntimo de Pedro Sánchez. No solo no soy íntimo, sino que ni lo conozco en persona. Como no existe tampoco ninguna persona del Gobierno que me esté apoyando, con lo cual, bien pensado, la que me ha hecho un vaticinio de mierda es la tarotista. Porque, hurgando en sus predicciones, asegura que a lo mejor mi declive igual será momentáneo. Vaya, hombre. Tampoco hay que ser bruja para decir eso. Con estar al tanto de las audiencias ya vale. A tomar por saco la tarotista.