Qué lista ha sido Terelu. Ha dejado bien claro desde el principio que va a ‘Supervivientes 2025’ a retar- se a sí misma. Ergo, nadie le puede echar en cara que estafa al espectador si se las pira a las primeras de cambio. Haga lo que haga ya ha ganado. Primero, porque nadie la veía en ‘Supervivientes’. Y ha ido. Segundo, porque ni su propia hija pensaba que iba a tirarse del helicóptero. Y va la tía y se tira. Y tercero, porque no ha dado por saco las tres primeras noches. Todo un logro tratándose de una Campos. (Que no se me enfade Carmen pero tengo entendido que se quería largar desde que pisó tierra hondureña) Vamos por partes.
De cuerpo y alma
Yo estaba convencido de que se iba a tirar del helicóptero porque la conozco. Jugamos en la misma liga de la vida: a la contra. Cuando todos nos dicen “hacia la derecha” nosotros tiramos a la izquierda por el gusto que nos provoca no ser previsibles. Terelu calló muchas bocas el jueves pasado. Nadie puede decir que no sepa de tele. Remó a favor de obra y supo estar en cada momento, tarea nada fácil en un formato como ‘Supervivientes’. Para empezar está la prueba del bañador. Por decirlo de una manera fina: Terelu no es una mujer que a lo largo de su vida haya demostrado mucha querencia por el deporte. No es Makoke.
Sabe que el cuerpo no es su fuerte y opta por el humor para enfrentarse a las críticas del ojo ajeno. Inciso: qué importante que en ‘Supervivientes’, en televisión, haya cuerpos de toda condición. Porque el ojo se acostumbra a todo y lo naturaliza. Y lo que en un principio puede llamarte la atención porque se sale de lo normativo a la semana ya lo has aceptado como “normal” porque te has hecho a verlo. Otro dato importante que rodea a este concurso y sobre el que se ha hablado lo suficiente: nunca triunfa el mejor cuerpo sino el que mejor conecta con la audiencia. Por múltiples motivos.
Porque sea empático, solidario, simpático, luchador. Pero en ningún caso el cuerpo es fundamental. Cuenta el cómo eres y no el cómo estás. Un buen cuerpo te sirve para epatar durante la primera gala pero no te ayuda a ganar. Recordemos que el año pasado venció el veterano Pedro García Aguado a Rubén Torres, un cuerpazo de campeonato.
No es fácil desprenderse del sentido del ridículo y Terelu lo ha conseguido porque durante los últimos años se ha ido quitando caparazones que le impedían avanzar: el sentido del ridículo mencionado, el miedo al qué dirán y la sombra de la Campos madre. Terelu se siente más libre que nunca porque ya no está su madre para decirle “Yo eso no lo haría”. Y la desaparición de ese ojo que escrutaba e incluso juzgaba ha dado lugar al nacimiento de una Terelu desprejuiciada y juguetona. Y la edad.
No nos olvidemos de la edad, que en este caso juega a su favor. Creo que Terelu está en ese punto de la vida en el que quiere divertirse. Y eso implica meterse en historias que antes ni se hubiera planteado. La cosa está clara: unos viven y protagonizan la profesión y otros la comentan escandalizados. Terelu ha decidido vivirla. Ya era hora. ‘Supervivientes 2025’ le ha llegado en el momento justo. La vida, si te dejas, siempre acaba sorprendiéndote.
Un elenco prometedor
Vamos con el casting. Reconozco que no conocía a algunos de los concursantes. Intento
estar al día pero no siempre lo consigo. Pero en la primera gala tuve unas sensaciones buenísimas porque advertí que había muchísimas ganas entre los participantes. Sí, ya se ha ido Beatriz Rico. Cosas que pasan. Pero detecté ilusión, alegría. Durante muchos años nos hemos acostumbrado a tener castings repletos de nombres conocidísimos que en varias ocasiones no han estado a la altura. Vivíamos esclavizados al famoso, muchos de los cuales pensaban más en permanecer para facturar que en jugar.
Bulldog, la anterior productora, ha pescado todo lo habido y por haber –y muy bien– en ese caladero. Un nombre de relumbrón te asegura la convocatoria para la primera gala pero después de tener a Isabel Pantoja en una edición qué más puedes ofrecer. Resulta difícil sorprender después de alcanzar ese hito. Por eso me parece tan interesante el casting de Cuarzo de este año: está Montoya, el personaje del momento, pero además hay una serie de concursantes que quizás no sean tan conocidos (de manual) pero tienen toda la pinta de que van a protagonizar una edición inolvidable.
Está muy bien permitirse el lujo de tener a gente que nos suene de algo y que puedan llegar a convertirse en personajes de primera. Resumiendo: hacer de la necesidad virtud. Necesitamos savia nueva. Explotar la cantera.
En ese aspecto, los realities son el camino. El domingo por la mañana disfruto con una entrevista que le hacen en La Vanguardia a Elisabeth Clapés, psicóloga experta en relaciones. Cosas que me llaman la atención: “Querer al otro es protegerle de nuestra propia capacidad de hacerle daño”. O esta otra: “El cerebro está diseñado para sobrevivir, no para que seas feliz. Entonces, prefiere que estés en un lugar malo que en uno bueno porque, para él, es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Me viene a la cabeza el cerebro de Celia Villalobos.
¿Le estará empujando a que siga yendo a las tertulias? Porque uno la ve y advierte que para ella está siendo malo ese lugar. Se la ve cansada, malhumorada, maleducada, hastiada. Harta. Quizás tendría que aceptar que en televisión ya solo sobrevive. Que su felicidad no está ahí o lo disimula muy bien. Quizás, Celia, ha llegado el momento de que te marches con tu móvil a otra parte. El espectador no merece tu desgana. Los presentadores que trabajan a tu lado, tampoco.