A primera hora de la tarde del miércoles, nada más empezar el programa, Kiko Hernández se derrumbó en Sálvame mientras hablábamos de la muerte de su amiga Begoña. Begoña, la dueña del Bingo Las Vegas, una mujer generosísima que era para él una segunda madre. No pudo continuar Kiko mucho tiempo en plató. Absolutamente destrozado se fue a su casa después de que nos confesara que necesitaba irse del programa una temporada. Descansar. Poner en orden su mente y enfrentarse al duelo de Mila y de Begoña.

Desconozco si sucederá en otros trabajos pero en el nuestro, cuando estás anímicamente destrozado, te dan ganas de abandonar. Quizás porque te sientes incapaz de participar en un show cuando estás triste. O porque lo único que te apetece es estar en un lugar en el que nadie te reconozca, un lugar en el que nadie pueda llegar a recordarte el dolor que te atraviesa. No lo sé. El caso es que muchas veces le echamos la culpa al trabajo.