Saca un libro de memorias Miguel Bosé y no tengo ningún interés en echarle un vistazo. Es tal la repulsión que me produce el personaje que no me llama la atención lo que pueda contarme. El apellido Dominguín lleva implícita una carga de soberbia de la que no ha logrado liberarse, no así sus hermanas, que con los años se han dado cuenta de que el linaje no te convierte en un ser superior. Lucía y Paola son encantadoras. Miguel, uno de esos seres que todavía piensan: “Menos mal que he nacido”.