Rocío Carrasco me va a regalar una capa de su madre Rocío Jurado

Que no podía imaginar la que se estaba liando por haberme puesto la capa. “Pero liando... ¿dónde?”, le pregunto, extrañado. “En redes, Jorge, en redes, que los que están a tu lado no te lo dicen porque son unos palmeros”. 

Cuando a uno le dicen que se está liando en redes le da miedo hasta salir a la calle porque piensa que va a haber hasta manifestaciones en su contra. Pero luego te relajas porque te das cuenta de que la vida continúa igual y no te prestan mucha atención, por no decir ninguna.

Creo que ante una capa de Rocío Jurado la obligación de todo marica que se precie es ponérsela, porque de lo contrario pueden catalogarte de hereje y quitarte el carné de homosexual. Es como si uno visita el brazo incorrupto de santa Teresa y no se persigna delante de él. Pues lo mismo.

Llamo a Rocío Carrasco para contarle lo sucedido y me sorprende su reacción: “Pues ¿sabes qué? Te voy a regalar yo la capa que tú quieras de Jurado para que la puedas utilizar en Madrid en tu función”. Yo me quedo mudo, claro.

“Después de las navidades quedamos”. “Pues, ¡ea!, quedamos”. Madre mía, madre mía, madre mía, que diría Adara. Madrid, Teatro Reina Victoria, capita de la Jurado, Séneca, yo. Como para perdérselo.