Tamara Falcó ha cumplido cuarenta años y la revista Telva le ha organizado un fiestón pues muy Telva: smoking para ellos y modelo “Todo lo que tengo traigo” para ellas. Antes de llegar al palacio donde se celebraba la fiesta Tamara recaló en un lujoso hotel madrileño y según cuentan las crónicas tenía tres vestidos preparados. Tal era la importancia de la elección que la reservó para el último momento. Curiosamente solo se puso uno, con lo bonito que hubiera sido que se echara los tres encima. Salió del hotel con su novio, que tenía cara de haber salido la noche anterior. Tenía mala cara, seamos exactos, aparte de demasiados brillos. Cuando los vi juntos me salió un comentario muy de madre: “¡Ay, qué mal va a acabar todo esto!” Pero tampoco quiero yo ahondar mucho en ese tema porque da mucha rabia que la gente opine sobre tus relaciones. Pero que eso no va a acabar bien ya te lo digo yo. El níveo rostro de Íñigo Onieva –que así se llama el maromo- contrastaba con el moreno de Fernando Verdasco, que parecía un señor de Dubai. Un poquito menos hubiera sido muchísimo más. Recibía en el palacio a los invitados Olga Ruiz, la directora de la publicación, que desde el primer momento me despertó mucha ternura. Se la veía tímida y como pensando: “No sé qué hago yo recibiendo a toda esta gente cuando me van a borrar en todas las publicaciones porque nadie sabe quién soy”. Uno de los momentos cúlmenes de la noche se produjo cuando llegó la que en su día fue Isabel Preysler, que con las prisas se había olvidado la nariz en casa. Desde el sofá de mi casa contemplé que hay cosas que no cambian con el tiempo: la madre de Tamara sigue ejerciendo la misma fascinación que hace veinte años, cosa que me parece extraña porque hace algunos años que casi no trabaja. Pero se conoce que las nuevas generaciones han oído hablar mucho de una señora muy elegante que vendía algo tan prosaico como baldosas. Desde el salón de mi casa también me pareció que la fiesta era demasiado igual. Mucho cachorro, mucha nena Telva y gente de la quinta de Preysler que aportaban veteranía el evento. En esa fiesta el tema de las dos Españas estaba en saber quién era del PP y quién de VOX. Entre los invitados, mucha gente. Y entre la gente destacó Vicky Martín Berrocal que cuando le pidieron que definiera a Tamara acabó diciendo, después de tres o cuatro obviedades, que “Tamara es Tamara”. Después de escuchar las declaraciones de Vicky Martín Berrocal la cumpleañera debe estar levitando, preguntándose constantemente con grandes dosis de intriga y esperanza si de verdad ella es ella. De todas maneras a mí lo que más me preocupa en estos momentos es que Isabel Preysler haya encontrado su nariz.