Quiero un novio. Pero no un novio de esos que estás deseando quitártelo de encima. No, no. Quiero un novio novio. Que me apetezca verlo continuamente. Que lo eche de menos y no de más. Que me ponga caliente con una mirada. Que quiera hacer sexo a todas horas. Que no me pregunte qué hacemos el fin de semana porque basta con que estemos juntos. Que tenga trabajo y que esté contento con él. Que tenga claro que querrá estar toda la vida conmigo aunque luego pase lo que pase. Que no le preocupe que España esté gobernada por bolivarianos y comunistas. Que no le guste Ayuso. Que no le guste Pablo Casado. Que no le guste Cuca Gamarra. Que no le guste Inés Arrimadas. Que no le gusten todos los demás. Que no hable de política. Que no sea independentista. Que no vote a la CUP. Que sea más alto que yo. Más guapo que yo. Que le gusten los perros. Que cuando me conozca no me diga que no ve la tele, como si eso le hiciera pertenecer a un selecto grupo de seres humanos. Que disfrute como una perra viendo el ‘Deluxe’ y que sepa a lo que me refiero cuando pregunto si uno es de monedero o mortero. Que no le gusten los toros. Que no le preocupe la unidad de España. Que le guste perder el tiempo en la cama, ya sea leyendo, tomando champán o haciéndolo sin descanso. Que no esté todo el día pensando en qué foto subir a Instagram. Que no me saque en sus ‘stories’. Que cuando vayamos a cenar no fotografíe cada plato del menú. Que no siga a Dulceida. Que no participe en disputas estériles en Twitter. Que no me pregunte si las peleas de ‘Sálvame’ son de verdad. Que no me pregunte si hay tongo en ‘Secret Story’, ‘Supervivientes’ o en la madre que parió al demonio. Que no se crea nada de lo que publica El Mundo. Que pase lo que pase me asegure que todo saldrá bien. Que ante un problema no se hunda, sino que me ayude a darle la importancia justa. Que no le guste mucho salir por las noches. Y que cuando nos levantemos por las mañanas pensemos siempre, siempre, que vale la pena estar juntos.