Viene Pilar Urbano al ‘Deluxe’ y desliza varios comentarios sobre el rey emérito que no nos vienen nada bien para seguir teniéndole respeto. Ante mi pregunta: “¿Nos escandalizaríamos si supiéramos cómo ha conseguido su fortuna don Juan Carlos?”, la Urbano contesta sin titubear que sí. Creo que esa es la verdadera madre del cordero. Este país que siempre ha premiado la campechanería del rey no iba a perdonarle que se hubiera metido en terrenos demasiado pantanosos para acrecentar una fortuna que se le estima en dos mil millones de euros. Mucha tela. Afirmó Urbano que los reyes eméritos no comparten cama desde 1976, que ya son años. Cuarenta y tres nada más y nada menos. Y no lo hacían por cuestiones de higiene o modernidad, sino simplemente porque no se soportaban.
La que sale reforzada de toda esta historia es doña Sofía, porque no hay nada que nos guste más que venerar a una mujer víctima de los despropósitos de su marido. Y más cuando estos son públicos. Sobre la reina, me cuenta una reveladora anécdota un compañero que la ha seguido durante toda su vida: “No te creas que lleva una vida tan interesante como dicen. Estuve una semana siguiéndola en Londres, y me aburrí como una ostra. Lo único que hizo fue pasarse el tiempo en unos grandes almacenes, entraba a las diez y no salía hasta las ocho”. No sé a vosotros, pero, a mí, me gustaría saber en qué manos hemos estado verdaderamente durante todos estos años. Quizá no nos lo lleguen a contar para protegernos, fíjate tú.