Qué país tan hermoso Perú, tan inquietante. Qué sensaciones tan especiales se viven en lugares con esas energías únicas que tienen Machu Picchu o las líneas de Nazca. Sí. Pasé el mal de altura. Sí. Se me complicó con un edema pulmonar. Pero el país es tan majestuoso que se lo permites todo. Una gastronomía exquisita, unos paisajes espectaculares y una gente amabilísima. Es todo tan extraordinario que necesitas llegar a casa y reposar la mente para ordenar tanta belleza apabullante. Tras visitarlo entiendo más que nunca la expresión ‘valer un Perú’.