Once y veinte de la mañana del viernes y sigo en la cama. A la una y media del mediodía volveré a Valencia en coche, me haré dos funciones y vuelta de nuevo a Madrid para celebrar la Nochebuena y la Navidad con P. Voy a intentar pasar desapercibido hasta que me marche porque le va a tocar ir al súper a hacer la compra y, con lo poco que le gustan las multitudes, puede que por cualquier tontería salten las chispas. Chispas, relámpagos y truenos saltaron ayer casi al final de la gala. Normal. Ha sido una edición convulsa. Los concursantes no me lo han puesto fácil, para qué engañarnos, pero pese a ellos los recordaré con cariño. Han sido los primeros de mi nueva andadura como presentador de ‘GH’. A ver cuánto me dura el recorrido. En cualquier caso, ha valido la pena.