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Gianmarco y Adara. Yo era de los que creía firmemente en esa historia de amor porque las horas de cama que han pasado juntos contribuyeron a forjar una intimidad mucho más dañina que una infidelidad carnal. Esas caricias, esas miradas, ese querer y no poder, esa contención, esas erecciones de Gianmarco...
Adara no pudo más y, al final, le dijo al italiano que estaba enamorada de él. El otro no respondió, pero la abrazó de tal manera que yo pensaba que no hacían falta palabras. No las eché de menos en ese momento pero sí durante el resto de la noche, cuando Gianmarco se escudaba en que Adara tenía pareja y por eso él no podía plantearse con ella otro tipo de historia que no fuera la amistad.