Me acababa de dar una ducha y estaba preparándome para ir al teatro. Los espejos de la habitación estaban estratégicamente situados para que te vieras desde todos los ángulos. Y me vi bien. A mis 46 años comienzo, por fin, a estar reconciliado con mi cuerpo. A quererlo. A aceptarlo. A comprenderlo. P. dice que tengo un cuerpo muy bonito y con eso me basta. Me gustan los cuerpos jóvenes y las pieles tersas, claro que sí. Pero siento ternura cuando examino mi cuerpo y detecto el paso de los años. Es la vida. Y yo quiero vivirla. Publiqué la foto porque necesitaba compartir la placidez que sentí en ese momento. Y porque por primera vez en mucho tiempo me sentí libre.