Y ahora voy con la Milá. Me encantó ver el reencuentro entre dos personas que se conocen desde la tira de años. Milá versus Bosé. Me conmovió el nerviosismo de Mercedes momentos antes de sentarse junto a su mito. Conozco bien ese sentimiento, los mitómanos nos reconocemos. Qué pena me da aquellos que no han sentido admiración extrema por alguien porque han perdido la oportunidad de vivir un arco de sensaciones, emociones y estados de ánimo muy diverso. Mercedes ama a Miguel. Desde el principio de los tiempos, tal y como quedó patente a lo largo de varias entrevistas que se emitieron en el programa. Miguel también quiere a Mercedes, pero me dio la impresión que en esa relación hay una descompensación de afectos.
Porque Miguel está tan enamorado de Bosé que considera que cómo no va a ser lógico que Mercedes también lo esté. Y creo también que Miguel da demasiado por sentado el amor que Mercedes siente por él. Pero que no estaría de más que un día la cogiera por banda, la mirara a los ojos con intensidad y le diera “gracias” desde lo más hondo de su corazón. Porque creo que Miguel Bosé se ha olvidado un poco de prestar atención a todo aquello que esté más alejado de dos palmos de su persona. Para él, no existe vida inteligente más allá de su cuerpo y mente. Por eso creo que me aburre. Porque solo se nutre de sí mismo.
En otro orden de cosas aprovecharé para hablar de la visita de William Levy a España para promocionar una serie y hablar de la Milá de una manera que no me ha gustado. Buscad en Google las declaraciones a ver qué os parecen. Yo creo que Levy nos ha salido rana y que la Milá lo sabe, pero lo defiende por cariño. Y ya que estamos creo también que Mercedes está a años luz de Miguel Bosé pero lo sigue mimando con esa ternura que produce quedar con un antiguo amor y comprobar que se ha quedado anclado en un pasado más o menos glorioso. Y ahora corto un rato que es sábado por la noche y me voy a poner a ver ‘First Dates’ con mi madre. Estoy en Badalona porque mañana firmo en Sant Jordi. Y estoy emocionado por las dos cosas. Antes de irme a la cama conectamos con ‘Got Talent All Stars’ y nos entretenemos muchísimo. Sale una cantante con los dientes muy bonitos y me pregunta mi madre: “Jorge, ¿esos dientes son ‘cascarillas’?”.
“Sigo en esto por la gente”
Qué maravilla de Sant Jordi. Dicen que fue de récord, había ganas de conquistar las calles después de la pandemia y de la tormenta que cayó el año pasado. Barcelona estaba más bonita que nunca y la gente, encantadora. Una señora me dijo que tenía cinco televisiones en casa y que a la hora de ‘Sálvame’ conectaba todas con el programa para que tuviésemos mucha audiencia y no nos pudieran echar nunca. Otra vino con su hija, a la que le había leído mi libro mientras estaba ingresada en la UCI. La niña estaba ya estupenda, así que mi libro tiene también efectos milagrosos. Por la razón que sea, hay que leérselo. Vuelvo a Madrid teniendo más claro por qué sigo en ese trabajo: por la gente. Siempre por ella.