El jueves por la mañana grabé una entrevista con Jesús Vázquez y me contó algo que me sobrecogió. El pasado 14 de febrero subió a las redes una fotografía en la que había dibujado en una piedra con musgo su inicial, la de su marido y un corazón y se armó la mundial. Que de qué iba destrozando de esa manera el medio ambiente. Y lo peor es que me contó compungido que esos comentarios le provocaron mucho dolor.
Qué bien está Jesús. Coincido cada semana con él en el trono de ‘MYHYV’ y lo veo tranquilo y sereno, que son dos ingredientes esenciales para ser feliz. Me gusta hablar con Jesús porque tenemos pensamientos muy parecidos y las mismas inquietudes, pero no puedo desvelar aquí ni una cosa ni la otra porque tampoco es plan de mostrar todas las cartas de la baraja. El jueves nos dimos cuenta de que compartimos hobby: pasar horas muertas revisando portales inmobiliarios. Él dice que se entretiene mucho mirando la decoración de las casas en venta y yo intentando encontrar esa casa al borde del mar que solo existe en mis sueños. Porque las que están en venta son inalcanzables, para qué nos vamos a engañar.