"Lo que voy a contar no es ninguna exageración. Es más, omito cosas por no armar jaleo"

Lo que voy a contar a continuación no es ninguna exageración. Es más, omito cosas por no armar jaleo. Nada más aterrizar el domingo en Atenas aparece un griego pizpireto con el fin de ayudarnos a hacer los trámites pertinentes para llegar a Kranidi. El griego, que era más gay que P. y yo juntos, se vino arriba al vernos y lo primero que nos preguntó era si teníamos pensado ir a Mykonos. «No, no, aunque me han dicho que la playa es muy bonita», contesté. En inglés la pronunciación de playa: «beach», se parece mucho a la de «bitch»: zorra, así que no tardó en juguetear con el equívoco y explicarme de manera lasciva que sí, que en Mykonos había muchas zorras. Entendiendo «zorras» como esa palabra de cuatro letras que empieza por «P» y acaba por «A». Nos preguntó si, como en septiembre se muda a Barcelona, le podíamos recomendar alguna zona para vivir y le hablamos del «Gayxample», claro.

Pero la traca final vino cuando nos confesó que Sofía acababa de aterrizar hacía media hora en Atenas. «Sí, sí, Sofía la ex reina, porque la de ahora es Letizia ¿verdad? Sofía está por aquí cada dos por tres, viene mucho a Kranidi, debe tener un novio o algo», remató con esa sonrisa malévola que utilizan en televisión algunos tertulianos del corazón. «Kranidi está muy de moda, vosotros vais para allá ¿verdad?, también van mucho Dolce&Gabanna, es un sitio muy tranquilo, muy aburrido. ¿Vosotros sois famosos en España?» «No, no, no», clamamos al cielo griego P. y yo. Luego ya intentamos marcar distancias con el muchacho porque me dio la impresión de que en cualquier momento nos iba a proponer salir de marcha y a mí me da mucho apuro decirle que no a un hombre. Por cierto, he indagado y la Reina Sofía no tiene ningún novio por la zona. La realidad resulta mucho más prosaica: viene a visitar a su hermano Constantino, que tiene una casa en Porto Heli, a pocos minutos de Kranidi.