Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez y su madre María Morales
Cortesía de Jorge Javier Vázquez

Le he propuesto a mi madre ir a terapia familiar

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Jorge Javier Vázquez

Escritor, presentador, actor y productor teatral

Movida con mi madre. Discutimos y en un momento de máxima tensión le digo que estaría muy bien que mis hermanas, ella y yo fuéramos a terapia familiar. ¡La que me montó! “Mira, Jorge, yo estoy a punto de cumplir ya ochenta y dos años y quiero descansar. ¿Qué me va a decir a mí una psicóloga? Te digo que no y es que no. Déjame de esas cosas porque yo lo que quiero es vivir tranquila. A ver si ahora vamos a destrozarnos entre todos y acabamos como las Campos”. Claro, cuando menciona a las Campos me entra la risa. Me da qué pensar el rechazo que siente mi madre hacia este tipo de terapias. Otro amigo le propuso lo mismo a la suya y su respuesta fue gloriosa: “Mira, hijo, yo te pido ya perdón por todo lo que haya podido hacer mal, pero a mí no me hagas ir a esas cosas”. ¿Qué pensarán que se hace en una terapia?, me pregunto. Igual creen que los psicólogos se dedican a evaluar sus conductas, censurar su comportamiento, reñirlas. Hago terapia una vez a la semana. Lo cuento con naturalidad porque me parece la cosa más natural del mundo, y eso que cuando era más joven ir al psicólogo estaba muy mal visto. Había razones para todos los gustos: un esnobismo para progres, un lugar en el que acababan los locos, una pérdida de tiempo propia de gente ociosa... En fin. Auténticas chorradas, porque la sociedad se está conformando de tal manera que resulta muy complicado mantener la buena salud mental. Ya decía Séneca que a vivir se aprende viviendo, pero estoy convencido de que en los planes de estudios podrían introducirse asignaturas que nos proporcionaran mimbres para algunas de las situaciones que inevitablemente nos vamos a encontrar en la vida. Que, por cierto, también quiero yo compartir algo. Creo que soy un privilegiado, pero yo no sabía que esto de vivir era tan duro. Será que con el tiempo tienes más capacidad de raciocinio y cuando dedicas un poco de tiempo a analizar qué es lo que significa estar vivos te entran ganas de parar al instante porque esto no hay quien lo entienda. Sí. Estamos en otoño y estoy mustio.