En Telemadrid anuncian la muerte de un hombre por un golpe de calor y al día siguiente explican que la identidad del fallecido era Carlos Ferrando. Cuando dieron la noticia no sabían que se estaban refiriendo al profesional que marcó historia en la prensa del corazón. La muerte nos recuerda de nuevo que es el elemento que a todos nos iguala. Me gustó mucho ver a César Heinrich –íntimo de Carlos– en el programa ‘Fiesta’ hablando desde el tanatorio. Cortó en seco las posibles especulaciones sobre el fallecimiento y su intervención fue un sentido homenaje a la vida de Ferrando. Explicó que se había ido durmiendo –que es una muerte que ya quisiéramos todos– y que siempre tuvo a sus amigos a su lado. Huyó del dramatismo y se centró en todo lo bueno que vivió el cronista. Con la desaparición de Carlos Ferrando se pone punto y final a toda una época en la historia de la prensa del corazón. Suena cursi pero es así. Jesús Mariñas y él fueron durante muchos años los reyes de Madrid. Representaban a la perfección las dos Españas. Mientras Mariñas se movía con pericia entre los salones de las marquesonas que suspiraban por unos elogios suyos, Ferrando alternaba con la progresía del momento. Mariñas era de Nati Mistral y Ferrando de Ana Belén.
Una cosa tenían en común: iban a todo. Pese que fueran cumpliendo años, no se perdían el estreno de una película, una obra de teatro o la presentación de un libro. Allá donde se intuía que iba a ver concentración de ‘negritas’ –nombres propios para rellenar una crónica– estaban ellos escudriñando el paisaje. No contaban las cosas de oídas. Lo que decían lo habían vivido y eso los convirtió en profesionales indispensables e indiscutibles. Mientras Mariñas sentaba cátedra con Luis del Olmo, Ferrando hacía lo propio con Gabilondo. Eran dos profesionales que nunca se enfrentaron porque jugaban en la misma liga. No rivalizaban.
El recuerdo que tengo de Ferrando es el de un hombre con ganas de vivir, de conocer. Era puro entusiasmo. Cuando se ponía a contar anécdotas se p raba el mundo. Fue el jefe de prensa de la película de ‘Yo soy esa’, la película en la que debutó la Pantoja. Y te morías de la risa cuando escuchabas cómo entretenían a la madre de la artista –doña Ana– para que Coronado e Isabel pudieran dar rienda suelta a su pasión. Creo recordar que lo conseguían llevándola a comprar marisco. Han muerto Ferrando y Mariñas. También dos de las personas que más contenidos les ofrecían: Carmina Ordóñez y Rocío Jurado. Isabel Pantoja, fuente inagotable de noticias, vive enclaustrada. Sí. Se ha acabado una época. Pero vendrán otras, claro está. Aunque siempre permanecerán en mi memoria aquellos maravillosos años en los que coincidía con ellos y disfrutaba de Madrid con la ilusión de un recién llegado.