Este puente he disfrutado mucho siguiendo la actualidad española desde la distancia. Cómo se goza viéndola desde lejos, por favor. De todo lo que ha pasado me quedo con dos hitos que me han marcado profundamente. Primero: gana Marruecos a España y un reportero de OK Diario graba un vídeo desde Sevilla en el que cuenta con todo su papo que están bombardeando la ciudad con cohetes. Lo recuerdo y todavía me descojono. Mientras lo decía con cara de preocupación supina se veían a lo lejos fuegos artificiales típicos de cualquier celebración, pero él entendió que los marroquíes “estaban bombardeando la ciudad con cohetes”. Llegado el caso, ¿cómo definiría los confetis? ¿Como gas sarín? El segundo ‘hit’ de este puente ha sido para mí la imagen de la comparecencia de Inés Arrimadas un viernes en una rueda de prensa en la que había dos personas. Dos. La sala inmensa –en el Congreso de los Diputados– y dos personas escuchando a Arrimadas. Además, una en Boston y la otra en California. Normal que Inés se encendiera. Cuando tienes un auditorio tan vacío la única manera de no venirte abajo es dándole a la hipérbole. O te pones a decir barbaridades a lo bestia o puedes caer en el riesgo de que esas dos personitas que han acudido a escucharte –y que incluso puede que alguna de las dos esté allí por equivocación– pasen de ti y se dediquen a hacer dibujitos en sus respectivas libretitas. Así que Arrimadas puso la directa y dijo que Pedro Sánchez era un aprendiz de dictador. No está mal, ¿eh? Supera eso sin una copa en la mano. La presidenta de Ciudadanos consiguió que sus palabras se recogieran en la prensa, pero tuvo mucho más peso ver esa sala de prensa casi vacía. Con dos personas. La imagen tenía mucho de metafórica. Según las encuestas, Ciudadanos conseguirá un dos por ciento en las próximas elecciones generales. Y Arrimadas peleándose con Edmundo Bal para presidir el partido. Angelicos.