Las hermanas Campos no se soportan desde hace años

Aquí lo dejo como vaticinio: vamos a asistir al florecer de Teresa, que se estaba quedando mustia entre aquellas inmensas cuatro paredes.

Y luego está, claro, lo descabalgada que está la familia. Que a simple vista eso puede parecer un motivo de tristeza, pero de ahí se pasa a la rabia en menos que canta un gallo y ya sabemos que la mala leche rejuvenece. Teresa Campos cabreada se quita años. Cuando está en plan abuelita feliz se convierte en una señora mayorcísima un pelín lánguida. 

A mí me gusta señalándonos con el dedo, con el ceño fruncido y la queja a flor de piel. Y ahora tiene motivos, porque la guerra entre Carmen y el resto de la familia está en todo lo alto. Pero no seamos cínicos. Esta guerra no nace porque Carmen se haya convertido en una ‘starlette’ televisiva. No. Esto viene de lejos. 

La televisión, no nos confundamos, no ha sido la culpable de que Carmen, Terelu y Alejandra no se hablen. En cualquier caso habrá sido el detonante, pero no la causante.