No sabía qué tipo de vida podría llevar después de que pasara el tiempo de recuperación, pero, desde luego, parecía lógico que tendría que aminorar el ritmo. Al menos por un tiempo. No me sentía con fuerzas para seguir viajando todas las semanas. Lloré mucho cuando cancelé. Y durante mucho tiempo fui incapaz de escuchar música porque me acordaba de ese musical que tantísimas alegrías me había dado y del que no me pude despedir.

No soy supersticioso ni creo en las maldiciones, pero sí en las señales. Y con esta obra ['Grandes éxitos'] había recibido varias: una ruptura sentimental, una enfermedad grave de mi querido gerente, mi ictus. Tras ocho meses de durísima lucha y sin perder nunca la sonrisa, Juan falleció el martes pasado. Tenía cuarenta y ocho años. La noticia me la comunicó P. por mensaje: “Juan se ha ido. No me llames ahora, porfa”.