Jueves, ocho de agosto. Creo que la semana que viene Díaz Ayuso será presidenta de la Comunidad de Madrid. No sé, creo que no era esto lo que pensaba que era la política. Entiendo, doy por supuesto casi, que llegado el momento todos debemos apelar a nuestra responsabilidad. Te pueden proponer para presidenta, claro, pero si eres Díaz Ayuso, lo normal es dar las gracias y decir que no.
No hay que tener las dotes del Maestro Joao para darte cuenta de que eso no va a acabar bien. Es como si a mí me llaman para sustituir a Kortajarena en una campaña de publicidad y me dicen para convencerme que tenemos el mismo perfil. Pues mira, no.
Pero desde hace algunos años el sentido común es el menos común de los sentidos, frase que le he escuchado hasta la saciedad a María del Monte. A estas alturas de mi vida, solo encuentro verdad en los programas de entretenimiento. Hay más sinceridad en ‘Sálvame’ que en toda una legislatura en el Congreso de los Diputados.
Hoy, día ocho de agosto, parece que Díaz Ayuso será presidenta, y Ángel Gabilondo, no. Como gracia, me parece que ya ha durado bastante. Como disparate, lo es y mucho. Adoro los disparates –en la televisión, en el amor, en el sexo–, pero no en las instituciones que repercuten en nuestro presente y en nuestro futuro.