Vuelvo de vacaciones el jueves y, nada más aterrizar en Madrid, me entero de que a partir del sábado trabajaré siete días seguidos. Así me gusta vivir a mí: de a poquitos, con calma, tomándome las cosas con tranquilidad, que es lo que recomiendan los psicólogos tras la vuelta del verano.
Quiero aclarar que tampoco es que no vaya a descansar nunca, sino que se han juntado algunos factores que han contribuido a formar lo que se conoce como una tormenta perfecta. El más explosivo: el estreno el martes de 'GH Revolution'.
Son las cinco de la tarde del sábado y hace un ratito que acabo de llegar de Guadalix de la Sierra. Todavía 'en shock' después de lo que he visto y me han contado. Había mantenido conversaciones telefónicas con los responsables del programa y notaba que les costaba morderse la lengua. Después de lo que me he enterado esta mañana, los comprendo perfectamente porque, ahora sí que puedo decirlo, nos enfrentamos a una edición que hace honor a su nombre.
Tenían interés en ver qué cara se me ponía cuando fueran desgranándome algunos datos de 'GH Revolution', y ahora que los conozco, los entiendo. Me he quedado con la boca abierta, preguntando cómo era posible, pronunciando en más de una ocasión la coletilla "¿De verdad?". No solo comprendo sino que comparto su excitación.
Después de saber lo que sé, yo también estoy deseando que esto empiece ya de una vez. He tenido el privilegio de visitar la casa y he recibido muy buenas vibraciones. Es, con toda seguridad, la casa más bonita de todas las ediciones. Muy amplia, con distintos rincones que te llaman a intercambiar confidencias y con otros que son ideales para el tonteo superlativo. Y muy luminosa, con unos elegantes ventanales que dan a un jardín espectacular.
La estructura de la casa invita al divertimento. Qué ganas de que llegue el martes y compartir con vosotros 'GH Revolution'.