Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez
A. Garofano

Los feos no saben que lo son y, además, se creen atractivos

Leo en El Confidencial los resultados de una investigación de una universidad austríaca que no solo no me extraña sino que llevo bastante tiempo pensando e incluso escribiendo –sin ir más lejos en este blog– sobre ello. A saber: los feos no saben que lo son y, además, se creen atractivos. Es un hecho matemático: cuelgas una foto en las redes y los mayores desprecios provienen de gente que son muchísimo más feos que tú. No lo hacen por rabia: lo hacen porque, en realidad, se piensan que están buenos.

Sin embargo, según el mismo estudio, los guapos se subestiman y no suelen calificarse como atractivos. Y eso es algo que también he comprobado en carne (morena) propia: los comentarios que te dejan aquellos que son muy atractivos tienen más que ver con tu personalidad o tu trabajo. Y fíjate que no suelen ser negativos. Y cuando lo son, tienen su punto constructivo. Lo que quiere decir, hablando en plata, que los feos no son solo feos por dentro sino que también lo son, y mucho, por fuera.

El domingo almuerzo en casa con P. y Óscar, mi amigo y profesor de canto. Hablamos de teatro y aparece un nombre propio. Dice Óscar: “Le estoy cogiendo manía”. “Por qué?”, pregunto. “Porque está en todas partes”. “Pues claro –le respondo– le pasará lo que a mí, que los buenos no paramos de trabajar”. “Será”, sentencia Óscar. Llevo toda la semana acordándome de unos versos de Luis Rosales que dicen: “El amor siempre llega cuando tienes una lágrima a punto y no la puedes llorar solo”. Llevo toda la semana mal- diciendo a Rosales por engañarnos de esa forma. Pero vuelven a casa los cinco perros y siento que es verdad, que el amor llega en el momento oportuno. Lima sigue esquivándome. Lo de esta perra no es normal, de verdad. Como viene cansa- da, después de cuatro horas de coche intento ganármela haciendo la cucharita, se acurruca por agotamiento. Pero cuando se despierta se pasa el resto del día huyendo de mí. Es toda una perra despechada. Mañana lunes será otro día. Empieza un nuevo día, una nueva semana y un nuevo año. Hemos decidido que el 2020 lo enviamos a tomar por saco.