Con Carmen Alcayde pasé cinco años apasionantes de mi carrera profesional: bien, regular, mal, supermal. Para los dos fue muy difícil encajar lo que significó ‘Aquí hay tomate’, tanto en lo personal como en lo profesional. Sobrevivimos, que no es poco. Ahora coincido con ella en ‘Sálvame’ y cada vez estoy más contento de que esté con nosotros. Carmen es una ‘show-woman’, y en ese aspecto ‘Aquí hay tomate’ se le quedaba corto. Pero en ‘Sálvame’ está encontrando el acomodo perfecto para mostrar todo el poderío que lleva dentro. Su recreación de Chanel es absolutamente antológica. Solo una profesional con años de oficio a sus espaldas es capaz de hacer un número así y bordarlo. Porque esos años de oficio te proporcionan seguridad, ausencia total de sentido del ridículo y la sensación de que en esta profesión es fundamental pasártelo bien para hacérselo pasar mejor a los demás. Me hace mucha gracia cuando describen la televisión como un mundo en el que solo imperan los malos modos y no existe el compañerismo. Es falso. Estoy feliz con la llegada de Carmen, feliz porque le vaya bien y ojalá le vaya mejor todavía. Se lo merece porque es una curranta nata.