Nada como tener baches profesionales para valorar la importancia de una nueva oportunidad. Carlos lo vio claro en cuanto le ofrecieron participar en ‘GHVIP’ y, desde entonces, ha decidido jugársela siempre. Su paso por ‘Supervivientes 2019’ ha sido controvertido, pero su entrega es indiscutible. Tiene claro que a un programa de televisión se va a trabajar y eso, a veces, implica meter la pata. Pero yo prefiero a esos concursantes de reality que reman a favor de obra aunque se equivoquen.
Luego están los ‘tapados’, los que miran la vida pasar, los que caminan a pies juntillas y confían en la buena suerte para seguir facturando semana tras semana. Esos no me interesan nada. Son prescindibles y perfectamente olvidables. Carlos Lozano pertenece a esa vieja –y equivocada– escuela que considera que siendo presentador no puedes hacer según qué trabajos.
El tiempo le ha demostrado que si trabajas en televisión lo importante es salir en ella. Ya lo decía Hermida y tenía más razón que un santo: “Lo que quema no es trabajar, sino no hacerlo”. Creo que jamás he visto llorar a Carlos Lozano en un plató de televisión, y el jueves se le quebró la voz en varias ocasiones. ¿Qué habrá sentido en la isla para volver tan cambiado? Confesó seguir enamorado –aunque no tanto–de Miriam, y yo espero que no vuelvan jamás, porque a la vista está que como pareja se restan mutuamente.