Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

JORGE PORTUGAL

En un descuido me roban el bolso. Con la cartera dentro y la documentación. Y el móvil

Dicen que no hay que volver a los sitios en los que se ha sido feliz. Como no soy muy partidario de creer en los “dicen” me planto en Lisboa para distraerme un rato. Me recibe lloviendo pero yo no me vengo abajo aunque mi idea de pasear sin parar se va a tomar por saco porque llevo unas zapatillas con las que me resbalo continuamente. Estoy a punto de caerme unas seis o siete veces pero yo, inasequible al desaliento, camino y camino hasta la una del mediodía. A esa hora estoy ya aburrido de pasear bajo la lluvia y me meto en un restaurante a almorzar. Llega un matrimonio francés y estoy a punto de pegar la hebra con ellos y explicarles las maravillas de la ciudad porque se ve que son novatos en la ciudad. Pero me reprimo.

Después de la siesta me echo de nuevo a las calles, hago unas fotografías maravillosas y en el restaurante en el que entro a cenar a las siete de la tarde sucede la tragedia. En un descuido me roban el bolso. Con la cartera dentro y la documentación. Y el móvil. Viene a buscarme la policía y me lleva en coche a una comisaría a denunciar. Como hay demasiada gente me llevan a otra. Así paso mi noche del domingo. Denunciando. Menos mal que en los trayectos suena la voz de Vanessa Martín.

Si el domingo acabó regular, el lunes empezó peor. En la policía me aseguraron que con la denuncia podría viajar pero al llegar al mostrador del vuelo me indican que sin documento con fotografía no es posible coger el vuelo. Nervios. Colapso. Les digo que trabajo en televisión, que tienen fácil saber que soy yo el de la tarjeta de embarque mirando en internet. Pero todo les debe sonar muy marciano porque no me hacen ni caso. Que vaya a la embajada para que me den un salvoconducto. Como si estuviéramos en guerra. Les digo al borde del llanto que tengo función por la tarde. Me ven tan desesperado que se conforman con que les enseñe vía mail mi DNI. Un chico de Puertollano me deja su móvil y mi cuñado me envía el dichoso documento. Me dejan volar. Todavía estoy temblando. Así como la Jurado dijo “No vuelvo más nunca al AVE” yo no vuelvo más nunca a Lisboa en un ratito.