Me llamó la atención ver derrumbarse a Jesús Mariñas en la despedida de 'Qué tiempo tan feliz'. Hablaba Teresa del adiós y Jesús se vino abajo, como si le hubieran caído de repente treinta años encima. El sábado entendimos por qué: “En esos momentos pensé en el porvenir de cada uno de los que estábamos allí y no veía nada”.
Se sentó Mariñas en el 'Deluxe' para contarnos, entre otras cosas, que después de veintisiete años había contraído matrimonio con Elio. Conocí a Jesús al llegar a Madrid, hace ya veinte años. Con él me he llevado bien, mal y regular. Había veces que me ponía por las nubes y otras que me revolcaba ligeramente por el barro. Lo normal en él. Ahora nos llevamos muy bien y le tengo mucho cariño.
Pero me gustaría hablar de Elio, su marido. Durante todos estos años ha sido una pieza fundamental en la vida de Mariñas porque ha sabido tejer en torno al temido periodista una red de personas que quieren a Jesús no por lo que representa sino por lo que es. Todos los que desde hace años nos dedicamos a este oficio solo podemos tener palabras de agradecimiento para Elio. Porque viviendo con una de las personas más influyentes de la prensa del corazón siempre estuvo dispuesto a ayudar a todos los que empezábamos, ya fuera pasándonos información o incluso compartiendo fotografías. La presencia de Mariñas en el 'Deluxe' me transportó a mi llegada a Madrid y a esos años en los que luchábamos mucho pero nos divertíamos como nunca. Y justo es reconocer que Elio también puso su granito de arena para que esa época fuera maravillosa.