“En casa de mi madre hablamos mucho del cuerpazo de Makoke”

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Jorge Javier Vázquez

Escritor, presentador, actor y productor teatral

Domingo familiar en Badalona. Volviendo en el AVE recapitulo y extraigo varias conclusiones. Primera: en la sobremesa no se ha mencionado en ningún momento a Leonor, a la que pillaron la semana pasada en biquini. Éramos gente de treinta a ochenta y cinco años y ni un comentario. Caigo ahora en la cuenta porque venía preguntándome la razón del nulo interés que me suscita la heredera de la Corona. Indiferencia total. Ni frío ni calor. Tampoco es que me caiga mal; es que me da igual. El hecho de no poder pronunciarse sobre nada la convierte en un ser aséptico, anodino. Quizás lo que más me produzca Leonor es compasión.

Ser heredera de una institución tan viejuna y anacrónica es un marrón de dimensiones considerables. Observar cómo a tu edad un baño en la playa se convierte casi en una cuestión de estado es un bajonazo. De qué te sirve ser princesa si a los dieciocho años no puedes soltarte el pelo. Su abuelo el emérito aguantó más o menos el tipo porque durante su reinado llevó doble, triple y hasta cuádruple vida. Leonor lo tiene mucho más complicado por diversos motivos pero el principal es que términos como ‘reina’ y ‘princesa’ ya solo se utilizan en el reguetón.

Leonor
GTRES

Y cuando ella reine –si es que llega a hacerlo– estarán prácticamente en desuso. No sé qué pensará Revilla sobre las fotografías de Leonor en la playa. Seguro que se habrá manifestado al respecto, porque Juan Carlos I lo ha demandado y con dicho motivo se ha paseado por todas las televisiones. Juan Carlos I y Revilla se parecen mucho. Entre campechanos anda el juego. Revilla es un personaje que siempre funciona en televisión. Gusta y se gusta. El tamaño de su ego es directamente proporcional a su presunta humildad.

El rey ha sido torpe demandándolo y Revilla ha estado listo dando entrevistas a diestro y siniestro para manifestar su decepción con el monarca. Creo que en alguna hasta ha llorado y todo. En toda esta historia queda patente que el rey emérito no tiene quien le aconseje. Enfrentarse a Revilla es un suicidio. Pero sobre todo es una muestra más de su egocentrismo. Pese a que él tenga muy claro que su silencio le vendría de perlas a la monarquía, se lo pasa por el forro porque no está preparado para aceptar la indiferencia. Juan Carlos I no se conforma con pasar a la historia como un mal rey.

Está haciendo méritos para convertirse en el más grotesco de los Borbones. Quién nos lo iba a decir. Cuando no lo conocíamos lo teníamos puesto en un altar. Conforme vamos sabiendo más cosas de él, más rechazo nos provoca.

Disfruto con ‘señoras bien’

El sábado por la noche, en Badalona, empiezo a prepararme a las nueve y media para irme a dormir. Mi madre quiere quedarse a ver ‘Hay una cosa que te quiero decir’. Al darle un beso de buenas noches me dice: “Como te tengo aquí parece que no tenga tanta necesidad de verte por la tele”. Me pareció muy tierno. Ya en la cama, antes de apagar la luz, disfruto con ‘Señoras bien’, de Pilar Eyre. Pilar ha escrito algunas de las mejores novelas ambientadas en la Barcelona de la posguerra.

Pilar Eyre
Garófano

Y ahora nos encontramos con un libro que es, por encima de todo, un canto a la vida. Pilar Eyre en estado puro. Optimismo, humor, romanticismo y, sobre todo, pasión. Por todo. No conozco a una persona que sea tan fácil de animar como Pilar. Tiene momentos bajos, claro, pero posee una extraordinaria y envidiable capacidad para alistarse en las filas del entusiasmo. Ama la vida y la vida le está devolviendo ese amor que le profesa con creces porque no hay más que ver a Pilar Eyre promocionando su novela para acabar  irremediablemente enamorado de ella. Ahora que hay demasiada gente que está de vuelta de todo llega Pilar con sus ganas de seguir experimentando y te desarma.

Se habla de muchas cosas en su libro pero sobre todo de una que me ha llamado la atención: la jubilación. “Andrea”, la protagonista de su novela, quiere seguir trabajando pese a que se puede permitir no hacerlo. Su entorno no acaba de entenderla. 

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Ese “no hacer nada"

A mí me preguntan cada dos por tres que cuándo dejo la televisión, “con lo bien que podrías estar en casa sin hacer nada”, añaden. Creo que tenemos demasiado idealizado ese “no hacer nada”. Trabajo porque es una manera de seguir relacionándome con el mundo. Porque me entretiene. Porque me lo paso bien. Porque me sigo riendo. Porque me sigue dando muchas satisfacciones. Porque mi trabajo es muy loco y yo, como Pilar Eyre, no concibo la vida sin locura.

Y trabajo porque me encuentro bien para hacerlo aunque mucha gente me vea ya mayor. Es curioso: envejecemos con mejores facultades pero está tan sacralizada la juventud que cada vez abarca menos años. Que se lo digan a los de treinta, que ya ven como los de veinte los miran como si fueran material casi arqueológico. En lo laboral, tras varios meses dándolo todo y más estamos consiguiendo audiencias antes impensables con ‘El diario de Jorge’. Me alegro tanto por el equipo.

Makoke
Supervivientes

Pocos géneros televisivos hay tan duros como el de los testimonios. La labor que están llevando a cabo todos y cada uno de los integrantes de ‘El diario de Jorge’ es admirable. Les doy las gracias por su entusiasmo y su entrega. Igual que al equipo de ‘Hay una cosa que te quiero decir’, programa líder de los sábados, que tiene a la audiencia ‘enganchaíta’ perdida. O al de ‘Supervivientes’, que hace magia tres noches a la semana. Curioso: en mi casa no se hablado del bikini de Leonor pero sí del cuerpazo de Makoke. Y un cuarto de hora antes de irme hemos estado debatiendo sobre la pareja y mi sobrina me ha preguntado si soy fogoso. 

No estoy de retirada

Le he dicho que con el cambio de hora más. Creo que le ha sorprendido. A sus treinta años a lo mejor piensa que en lo sexual ya estoy de retirada. Se equivoca. También ha querido saber que si repito con los ligues. Que si soy activo o pasivo. Menos mal que ha llegado el taxi para llevarme a la estación de Sants y he podido esquivar más o menos las respuestas. Creo que la próxima vez no me escapo. Iré preparándome el temario.