Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

alonso caparrós y jorge javier

La carrera profesional de Alonso Caparrós, la de verdad, la interesante, acaba de empezar

Falta una semana para que me vaya de vacaciones y, como es habitual, el cuerpo comienza a resentirse. No falla: atisba el descanso, parece que se relaja en exceso, y empiezan a aflorar dolores que jamás han hecho acto de presencia durante la época de trabajo. Ahora estoy molesto con el oído izquierdo. A saber cómo acabaré el día que finalice la temporada. Creo que no tengo fuerzas ni para tener rabia, y las pocas que me quedan tengo que utilizarlas para las horas de plató que tengo por delante.

Trabajé ayer viernes, también el jueves y me toca esta noche y mañana por la noche también. Ayer coincidí en plató con Alonso Caparrós después de que esta semana en ‘Sálvame’ contara el dolor que le provoca recordar algunos episodios de su época más negra. Cuando presentaba ‘Furor’, no me despertaba muchas simpatías.Era un muchacho aplastado por el éxito del que no recuerdo nada interesante, solo un físico imponente al que le podría haber sacado todavía más partido.

Coincidió aquello con su época complicada: forzaba sonrisas y sacaba adelante su trabajo como buenamente le dejaba su vida personal. Pese a todo, le salvó su planta. Si no hubiera sido tan atractivo, quizás hubiese estado en casa sin hacer nada porque mejores que él había unos cuantos. Más guapos, pocos. Luego, supongo que vagaría sin pena ni gloria por diversos canales hasta que reapareció en un ‘Gran Hermano VIP’ muy perdido. Daba un poco de angustia ver a un profesional buscando su sitio de una manera tan agónica. Todo en él desprendía un aire decadente y un futuro negrísimo. Pero lo bueno de la televisión es que no hay nada escrito.

Comenzó a venir por ‘Sálvame’, dio unas entrevistas sobrecogedoras en el ‘Deluxe’ hablando sobre sus adicciones, se peleó televisivamente con su familia, se largó del programa porque le superaba, dio algún que otro tumbo y volvió. Y su vuelta ha sido sorprendente porque nos encontramos ante uno de los perfiles más interesantes que existe en el panorama de los colaboradores. Habla con la serenidad del que lo ha pasado mal pero sin el rencor del resentido. Le apasiona su trabajo y se entrega siempre, valorando cada tarde como si pudiera ser la última. Se ha quitado ya esa tontería de encima de que ser colaborador es menos que presentar y se enfrenta a las cámaras con una sinceridad aplastante. Comparte sin temor angustias, miedos, desilusiones y sueños.

Parece que todas las horas de televisión que lleva a sus espaldas y que no le habían lucido demasiado estén ahora dando sus frutos de una manera abrupta, rotunda. La juventud no es el mejor aliado en la televisión. Tampoco la belleza. Ahora es menos joven y mucho más atractivo. Quizá todavía no lo sepa, pero su carrera televisiva, la de verdad, la interesante, acaba de empezar.