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Estoy mortalmente aburrido. No tengo pudor en decirlo. Parece ser que no soy el único. ¿A qué se debe? Pues seguramente algo tendrá que ver la pandemia, que cuando parece que estamos a punto de cargárnosla vuelve a enseñar la patita con nuevas versiones. El caso es que no me apetece salir de casa ni ver a nadie. Cosa buena de esta situación: que he vuelto a leer, afición que había dejado de lado. Aprovecho cualquier rato libre para leer y he vuelto a recuperar esa agradable sensación de meterme por la noche en la cama con un libro.