No hay como estar mal porque luego por poco que te lo curres vas a un poquito mejor. Después de pasar un viernes de pena llega mi madre el sábado y esta vez sin gambas, y eso que las esperaba como agua de mayo. Nada como una madre para estabilizarte.
Comienzo a estudiar ‘Desmontando a Séneca’ y noto cómo tener distraída la cabeza me ayuda a no pensar en cosas feas. El domingo viene P. y se lía con mi madre a jugar al dominó. Recibo por Instagram el mensaje de una chica cordobesa que ya tiene las entradas para verme en el estreno.
Quiere la casualidad que el mensaje me pilla estudiando y así se lo hago saber. Seguimos. Porque no nos queda otra y porque todavía pienso que vale la pena. Además Belén Esteban ha ido a San Judas Tadeo a rezar por mí. ¿Qué mas se puede pedir?