Sigo a Yolanda Díaz en IG y muchas veces me han dado ganas de escribirle un mensaje por privado para animarla. Para darle las gracias por todo lo que está haciendo. Por haberme devuelto la ilusión. Pero me ha dado vergüenza, así que lo hago por aquí. Me gusta Yolanda. Disfruto cuando la veo enfrentarse a señores encorbatados que la miran como perdonándole la vida. Esos mismos señores que cuando empieza a ridiculizarlos con datos y verdades como puños están deseando que el chaparrón termine cuanto antes para ahogar sus penas en el bar del Congreso o en el del Senado. Desde aquí, Yolanda, mi más sincera admiración. Más aquelarres y menos perdonavidas.