Almuerzo con Belén Rodríguez y con unos amigos en un restaurante de la Gran Vía. Me lo paso bomba. Me retiro pronto porque quiero pasarme por Alberto Dugarte para cortar y matizar. Mi peluquero, Juan, tiene luego un cumpleaños. “¿Tú no sales esta noche?”. “No. Ni esta noche ni ninguna”. Ya no me divierte la noche. Quiero llegar a casa, estar con los perros y meterme pronto en la cama porque el domingo me traen a Fortunato, el burrito que me regalaron Rocío y Virginia en el ‘Ding Dong’. A ver cómo se lleva con mis perros. A ver qué les parece el jardín donde va a vivir. A ver qué tengo que hacer para que sea feliz conmigo. A ver, a ver. Me voy a dormir con la misma ilusión que se mete en la cama un cinco de enero un chiquillo que no conoce el secreto.