El sábado me despierto contento: tengo función en Viladecans, así que alegría por partida doble. Haré teatro y luego aprovecharé para dormir en casa de mi madre, que ya tiene preparadas las judías verdes, doscientas toneladas de gambas y otras tantas de pescado. Le pregunto si va a venir a verme y duda: “A ver, Jorge, es que ya he visto la función”. Y yo la entiendo, cómo no la voy a entender. Y me acuerdo de cuando algunos familiares cargaban contra Isa P. y Rocío Carrasco porque no iban a los recitales de sus madres. Coño, pues porque las crías estarían hasta el mismísimo de verlas.