"He ido a votar con los cuatro galgos porque he votado por ellos, por los animales, por el Pacma"

Durante la jornada de reflexión, llegué a pensar que iba a votar a “Unidos Podemos”. Llamé a una amiga para comentárselo y le pareció bien. Ella no iba a votar. También yo barajé esa idea, que conste. Después de darle unas cuantas vueltas a lo de “Unidos Podemos” llegué a la conclusión de que no podía votar a un partido liderado por Pablo Iglesias. A tenor de los resultados supongo que es lo mismo que ha sentido muchísima gente. Creo que Iglesias ya está amortizado. Debería dar un pasito atrás y dejar que otro ocupe su lugar. Genera rechazo. Tampoco puedo votar a un partido en el que esté Rajoy, Cospedal, García Escudero, Fernández Díaz. Mi conciencia no me permite regalarle mi voto a un partido carcomido por la corrupción. Tengo amigos de mi edad que lo han votado. No entiendo que con nuestros años seamos tan conservadores y nos refugiemos en lo de “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Esta mañana un familiar muy allegado me ha dicho que ha votado a Pedro Sánchez. A mí él me gusta pero el partido ya no. Me molesta que sus propios compañeros lo estén cuestionando continuamente. Que tenga que batallar no ya con los demás partidos sino con sus colegas. De ahí que el resultado que ha conseguido me parezca milagroso. Esta vez no le he votado.

A las seis y media de la tarde y con una pereza de órdago le he pedido a P. que me acercara al colegio electoral. Con los cuatro galgos. Porque esta vez he votado por ellos, por los animales. Por el Pacma. A la salida del colegio un niño se ha quedado embobado con ellos y después de acariciarlos me pregunta “¿No tienes un cachorro?”. He estado a punto de contarle que tenemos a uno, Pluto, de acogida. Y que dentro de muy poquito tiempo lo vamos a dar en adopción. Pero me he contenido por si acaso se me quebraba la voz y me ponía a llorar delante del niño.