¿Te has preguntado alguna vez si tu casa tiene buen Feng Shui? Montserrat Beltrán se hizo esta pregunta casi por casualidad, como nos revela en esta entrevista que concede a Lecturas. Sentía que algo faltaba en su vida, y en su proceso de crecimiento descubrió este arte milenario que lo cambió todo: dejó su anterior trabajo y ahora se dedica a la decoración con conciencia, centrada en el bienestar que otorga esta ciencia ancestral, como ella la define.
Si últimamente has notado que estás estancada, que te cuesta conectar con lo que te apasiona o, incluso, que hay problemas de convivencia en casa, tienes que leer sus consejos. Porque de forma muy sencillas, y proponiéndonos cambios básicos, Beltrán nos revela el gran potencial que el Feng Shui puede tener para nuestro bienestar.
El Feng Shui es bienestar
Para empezar, por si tenemos a alguna lectora despistada, ¿qué es el Feng Shui?
El Feng Shui es una ciencia ancestral y una técnica basada en la observación del entorno, que busca optimizar la funcionalidad y el bienestar de los espacios habitables. La forma en que se acomodan los muebles, los colores que se eligen, los materiales, las formas y la decoración en general pueden tener un gran impacto en cómo se vive un espacio. Todo eso influye en la salud, la tranquilidad, las relaciones, el amor y hasta en la prosperidad que se percibe en el hogar.
¿Nos puede ayudar el Feng Shui a ganar bienestar?
Con el Feng Shui se logra que el ambiente se sienta más ordenado, liviano y coherente, lo que se traduce en una mayor sensación de calma, claridad y una conexión más agradable con el espacio que habitamos. A veces, basta con mover un mueble, cambiar un color o liberar un rincón para experimentar un alivio inesperado, como si algo encajara mejor, tanto en el entorno como en uno mismo.
A nivel personal, ¿cómo llegas al Feng Shui y cómo ha cambiado tu vida?
Llegué al Feng Shui en un momento en el que sentía que algo no terminaba de encajar en mi vida. Tenía todo 'en orden': un buen trabajo, buen sueldo, estaba bien considerada, con pareja… Pero sentía me sentía en un molde del que necesitaba salir. Empecé a aprender cosas nuevas, me concentré en el autoconocimiento e investigué temas orientales, casi por curiosidad, y lo que encontré fue mucho más que una técnica para decorar: descubrí una forma de entender los espacios como extensiones de nuestro mundo interior. Con el tiempo, aplicar el Feng Shui no solo transformó mi hogar, sino también mi manera de habitarlo, de tomar decisiones y de acompañar a otros en sus propios procesos. Hoy es una herramienta que me conecta con lo esencial: el bienestar, la armonía y el sentido de pertenencia. Cuando algo empieza a “hacer ruido en mi vida” vuelvo a hacer Feng Shui en mi casa y mi vida se equilibra.
El caos en el hogar
¿Cuál es el error más común que cometemos por desconocer el Feng Shui y cómo afecta a nuestro bienestar?
Uno de los errores más comunes es pensar que el espacio no influye en nuestro estado de ánimo o en lo que nos pasa. Muchas veces acumulamos ropa, libros, objetos; saturamos los ambientes o priorizamos lo estético sin considerar cómo nos hace sentir todo lo que nos rodea.
Ese desorden, esa falta de coherencia o de intención en la distribución de los muebles, los colores, los materiales y la decoración puede generar incomodidad, fatiga mental, estrés, o incluso conflictos en casa sin que sepamos por qué. El Feng Shui nos invita a observar nuestro hogar con nuevos ojos, a reconocer cómo influye en nuestro bienestar y a tomar decisiones más conscientes a la hora de habitarlo.
¿Cómo influye el desorden en nuestra energía personal según el Feng Shui?
En Feng Shui decimos: “Como está tu casa, estás tú”. El desorden no solo se ve o se nota en lo físico; también refleja cómo estamos por dentro: lo que nos cuesta soltar, lo que postergamos y, muchas veces, lo que no estamos pudiendo ordenar en nuestra mente. Afecta a nuestra claridad, nuestra energía y hasta a la forma en que tomamos decisiones en el día a día.
Cuando los espacios están saturados, desorganizados o llenos de objetos que ya no tienen sentido para nosotros, es muy probable que nos sintamos igual: abrumados, dispersos o estancados. El desorden genera ruido mental y nos resta energía. En cambio, cuando ordenamos, también se ordena nuestra mente. Ganamos claridad, calma y una mayor sensación de control sobre nuestra vida. Por eso, trabajar el orden desde el Feng Shui no es solo una cuestión estética, es una herramienta profunda de bienestar y transformación personal.
Cambios pequeños, grandes beneficios
Si una persona que nos esté leyendo ahora mismo comienza a interesarse por el Feng Shui y lo aplica en su vida, ¿qué cambios va a notar en su bienestar?
Lo primero que suele notarse es una sensación de mayor calma y ligereza en el ambiente. Al aplicar el Feng Shui, se empieza a tomar conciencia del espacio y de la forma en que influye en como sentimos. Muchas personas experimentan mejoras en su descanso, mayor claridad mental y una sensación de tranquilidad en sus vidas.
También pueden darse cambios positivos en las relaciones con los hijos, la pareja, o incluso aparecer en nuestra vida aquello que llevábamos mucho tiempo esperando. A veces, con solo vaciar un armario y hacer espacio, lo nuevo empieza a entrar. No se trata de magia, sino de crear condiciones reales para que el bienestar fluya.
He leído por ahí que el Feng Shui puede ayudarte incluso a mejorar profesionalmente, ¿cómo es posible?
Sí, el Feng Shui también nos ayuda en lo profesional. No se trata solo de mover objetos, sino de crear un entorno que respalde nuestros objetivos y potencie nuestras capacidades. Por ejemplo, un escritorio bien ubicado, una silla apropiada, una iluminación correcta, una decoración coherente y un entorno libre de distracciones pueden mejorar notablemente la concentración, la creatividad y la toma de decisiones. Cuando el entorno nos acompaña, nos sentimos más enfocados, seguros y motivados. Y eso, con el tiempo, se refleja en resultados concretos y beneficios reales.
Se suele decir que el Feng Shui también puede influir en nuestras relaciones. ¿Qué consejos darías para mejorar la energía en pareja o atraer relaciones sanas?
Nuestros espacios hablan de cómo nos vinculamos y, en muchos casos, también reflejan bloqueos o vacíos emocionales. Para mejorar la energía en pareja o atraer relaciones sanas, es fundamental revisar cómo está el dormitorio: debe ser un lugar ordenado, acogedor, cálido y pensado para dos, incluso si todavía no hay una pareja presente.
Conviene eliminar objetos solitarios, como cuadros o figuras de personas solas, y en su lugar elegir elementos en pares o que representen la conexión.
También es importante evitar decoraciones demasiado frías: nada de azul, negro, gris o plateado. El blanco, solo en pequeñas dosis. Los colores más favorables para el amor son los tonos beige, arena, melocotón y rosa, con toques de rojo, granate o fucsia para activar la pasión y la calidez.
La disposición del mobiliario debe invitar al encuentro, a la cercanía y al equilibrio.
Otra clave es liberar el espacio de objetos que ya no representen lo que queremos atraer. Muchas veces, guardar cosas del pasado nos mantiene anclados sin darnos cuenta. Y algo importante: evita tener fotos de hijos, familia o amigos en el dormitorio. Es un espacio íntimo, donde la energía debe estar centrada exclusivamente en la pareja.
El Feng Shui nos ayuda a crear un entorno alineado con el tipo de relación que deseamos cultivar: más abierta, amorosa y equilibrada.
Entiende tus espacios
¿Qué espacio de la casa crees que influye más en nuestro estado de ánimo y por qué?
El dormitorio y el salón son, sin duda, los espacios que más influyen en nuestro estado de ánimo.
El dormitorio porque es el lugar donde descansamos, nos regeneramos y conectamos con nuestra intimidad; si no está en armonía, se resiente nuestro descanso, nuestra energía y nuestro equilibrio emocional. Además, es lo primero y lo último que vemos cada día, y eso influye directamente en nuestro estado de ánimo al despertar y al irnos a dormir. Es un espacio profundamente conectado con nuestras emociones y con la relación que tenemos con nosotros mismos y con la pareja.
El salón, en cambio, refleja cómo compartimos, cómo nos relacionamos y cómo fluye la vida cotidiana. Un salón ordenado, luminoso y bien distribuido favorece el encuentro, la comunicación, el relax y el disfrute. Es el lugar donde la energía circula entre quienes habitan la casa, y su atmósfera puede generar conexión, bienestar y armonía, o, por el contrario, tensión y desgana. Lo que ocurre allí tiene un impacto directo en nuestras emociones y vínculos.
Para acabar, si nos está leyendo alguien que esté pasando por un momento complicado, ¿qué le recomendarías hacer para mejorar el Feng Shui de su casa y conseguir mayor bienestar?
Lo primero que le diría es: empieza por algo pequeño. No hace falta transformar toda la casa de golpe. A veces, comenzar por ordenar un cajón, vaciar un armario o desprenderse de objetos que ya no tienen sentido puede suponer un cambio enorme en cómo te sientes.
El Feng Shui no busca la perfección, sino el equilibrio. Y ese equilibrio empieza por crear espacios que te den respiro y te acompañen, especialmente en los momentos difíciles.
En mis cursos siempre hablo del “renacimiento del primer rinconcito”. Puedes empezar por un cajón, por ejemplo, el de la mesita de noche, o cualquier otro. Vacíalo por completo, deshazte de lo que no te gusta, no usas, está roto o no quieres arreglar. Y coloca dentro solo aquello que sea útil y que te haga feliz. Esto ya es un acto de cuidado hacia ti. Y después sigue con otro rinconcito de tu casa.
Ordenar fuera nos ayuda a ordenar dentro. Y cuando el entorno se vuelve más amable, también lo hacemos nosotros.