La frase directa de una mujer centenaria que te enseña a empezar a ser feliz de verdad

¿Te cuesta poner límites? ¿Tiendes a poner las necesidades de los demás por delante de las tuyas? Es algo más común de lo que imaginas. Y esta cita de una mujer que llegó a ser influencer a los 80 años y vivió más de un siglo, te ayudará a ponerle bien a tu problema

Celia Pérez
Celia Pérez León

Periodista especializada en lifestyle y cultura

Iris apfel
instagram @iris.apfel

Pocas figuras en la historia me parecen tan interesantes e inspiradoras como la de Iris Apfel. Fue una figura icónica en el mundo de la moda y el diseño, conocida por tener un estilo único, extravagante y colorido. Además de fundar una empresa de restauración de tejidos históricos que le permitió trabajar para la Casa Blanca durante varias administraciones presidenciales (de Truman a Clinton), Apfel se convirtió en influencer a los 80 años.

Su estilo personal, su energía y creatividad desbordante la convirtieron en un icono eterno, una inspiración para personas de todas las edades, y un ídolo de la cultura pop. Apfel murió a los 102 años, sin dejar de sonreír y vivir como una adolescente cada día. Y con tantos años y aventuras a sus espaldas, nos dejó un profundo legado. Parte de él se encuentra encapsulado en una frase sencilla, que puede ayudarte a aprender a vivir con la misma plenitud que ella. Quizá, hasta haga que tu vida sea más larga. ¿Quieres saber cuál es?

Lo primero eres tú

Muchas veces hemos escuchado eso de “tienes que ser lo primero para ti misma”, y sus diversas variantes. Pero para que este concepto cale en nuestra mente, necesitamos mucho más que simples frases y consejos. Es necesario entender la profundidad que alcanza este mensaje.

Porque, seamos sinceras, a todas nos gustaría poder llegar a todo. ¿Quién no querría poder hacer felices a las personas a las que ama? ¿A quién no le gustaría satisfacer las expectativas que el mundo deposita sobre sus hombros? ¿Quién no disfrutaría de esa palmadita en la espalda, de ese orgullo? El problema es que es imposible. Es una falacia. No es posible alcanzar estos objetivos en la vida. La felicidad de los demás, no depende de ti. No puedes satisfacer a todos. Y esa palmadita en la espalda, solo te la puedes dar tú.

La idea, por supuesto, queda mucho más clara en palabras de la gran Iris Apfel, experta en ser exactamente lo contrario a lo que muchos esperarían de ella. Una mujer que montó su propio negocio en los 40, y que se hizo influencer pasados los 80. Ella decía, con toda la razón que solo puede otorgar la experiencia, que “si tienes que ser todo para todos, acabas siendo nada para nadie”.

El peso de intentar complacer a todos

Vivimos en una sociedad que a menudo nos empuja a asumir múltiples roles. Tienes que ser la hija perfecta, la amiga incondicional, la trabajadora ejemplar, la pareja entregada. Todo esto, manteniendo siempre una sonrisa impecable y un equilibrio que, en realidad, es imposible de alcanzar.

El resultado de esta lucha inútil es un desgaste emocional profundo y una sensación de vacío, que seguro que has sentido alguna vez, pero que cuesta reconocer hasta que ya es demasiado tarde. Lo más irónico de todo es que, mientras intentamos complacer a todos, como explica Apfel con su cita, acabamos sintiéndonos insignificantes.

El problema ni siquiera es el agotamiento físico que provoca este esfuerzo, es el daño emocional. Por eso es tan importante recordar que el valor de una persona no radica en cuánto pueda dar o en cuántos roles pueda cumplir, sino en su capacidad de ser auténtica. Al igual que Iris Apfel, debes aprender a preguntarte, ¿qué quieres en realidad? ¿Qué quieres tú, y nadie más? Cuando pierdas el miedo a responder esta pregunta, y aceptes que sí, puede que decepciones a algunos con tu respuesta, conseguirás ser feliz. Porque, al final, el respeto que recibes de los demás depende del respeto que sientes por ti misma.

Tres pasos hacia la filosofía de Apfel

Para poder cumplir con lo que nos propone esta cita de Apfel debemos hacer, principalmente, tres cosas. Para empezar, aceptar que vamos a decepcionar a los demás. Cierra los ojos, imagina a tu padre, tu pareja, tu mejor amiga, tu hermana o cualquier persona a la que ames sintiendo una profunda decepción hacia ti. Y ahora, comprende que, aun así, te seguirá queriendo y valorando. Tu valor no depende de cumplir sus expectativas. ¿O tú has dejado de querer a alguno de ellos cuando han fallado? El amor no depende de lo que se hace, es algo más esencial. Más visceral. Inexplicable.

Ahora que has aceptado que fallarás, porque no eres perfecta, pregúntate, ¿qué quieres en la vida? La mejor forma de responderla es imaginar que mañana amaneces en una nueva ciudad. No conoces a nadie, has cortado todos los lazos que te unen a quienes amas, y tienes que decidir. ¿Qué vas a hacer? Aquello que harías si no temieras defraudar a los demás es, probablemente, lo que te hará feliz en la vida.

Respondida esta pregunta toca lo más complicado: poner límites. Porque sí, de forma consciente o inconsciente, aparecerán personas en tu vida que expondrán que no les gusta tu forma de ser o de actuar. Incluso aquellos a los que más amas podrían cruzar ciertos límites. Pero debes aprender a mantenerlos firmes, a trazar tus líneas rojas, si quieres protegerte y cuidar de aquello que te hace feliz.

Es una misión complicada, pero empieza por un pequeño paso. Mírate al espejo y asúmelo. Ya eres la mejor versión de ti misma, ya eres digna de ser amada, respetada y valorada. ¿Ahora qué?