La frase de Carl Jung que cambiará tu forma de buscar la felicidad para siempre

¿Qué es la felicidad? Encontrar la respuesta requiere de enfrentar muchas otras preguntas. Carl Jung, uno de los psicólogos más grandes de la historia, nos dejó una cita impresionante que puede cambiar la forma en la que entiendes la vida para siempre.

Celia Pérez
Celia Pérez León

Periodista especializa en lifestyle y cultura

Felicidad
GTRES

Vivimos en una sociedad que nos impulsa constantemente a buscar la felicidad, como si fuera un estado de bienestar constante, libre de preocupaciones y sombras. En las redes sociales y los medios se nos muestra una versión idealizada de la vida, donde las dificultades apenas tienen espacio. O son completamente irresolubles.

Esta visión tan extendida y unilateral de la felicidad nos deja ante una incómoda pregunta: ¿Es realmente posible ser feliz sin experimentar momentos de tristeza o dolor? Carl Jung, uno de los grandes pioneros de la psicología moderna, nos invita a replantearnos esta búsqueda de la felicidad desde un punto de vista transformador, que da respuesta a esta incómoda pregunta. ¿Quieres saber cuál es una de estas frases motivadoras que pueden cambiarlo todo?

La paradoja de la felicidad

Carl Jung dio forma a la paradoja de la felicidad en una frase que todos deberíamos grabarnos en la cabeza para siempre: “Incluso una vida feliz no está completa sin un poco de oscuridad, y la palabra felicidad perdería su significado si no estuviera equilibrada por la tristeza.”

Tómate un momento para saborearla e interiorizarla, porque tiene mucho que analizar. Mucho de lo que aprender.

Esta reflexión, sintetizada en pocas palabras, nos invita a aceptar una verdad que solemos pasar por alto: no podemos entender la felicidad en su totalidad si no hemos experimentado momentos de tristeza. Es la paradoja de la felicidad. Alegría y tristeza son caras de la misma moneda, no pueden existir la una sin la otra.  

Desde el punto de vista de la psicología, esta frase toma una dimensión mucho más profunda. Y es que emociones que consideramos negativas, como la tristeza, el miedo, la frustración e incluso la ansiedad, no solo son necesarias y adaptativas, sino que además nos permiten crecer, aprender de nuestras experiencias y desarrollar una mayor resiliencia.

Tiempos de crisis, tiempos de crecimiento

Siguiendo con la idea que nos transmite esta frase de Carl Jung, llega el momento de hacernos una pregunta. Si la tristeza, si los momentos complicados y todas esas emociones que consideramos negativas son necesarias, ¿cómo debemos enfrentarnos a ellas?

Jung nos decía que, lejos de verlos como obstáculos para la felicidad, debíamos entenderlos como oportunidades para conocernos mejor, para crecer como personas. La vida nos desafía una y otra vez con experiencias que nos sacuden, que nos obligan a replantearnos nuestras creencias, metas y capacidad de superación. Es en esos momentos donde podemos aplicar la enseñanza del reputado psicólogo. Pero abrazar la tristeza no significa rendirse ante ella, sino comprender que forma parte de la vida.

Muchas veces, la clave no es evitar el dolor, ni enfrentarlo, sino aprender a vivir con él y darle un significado. El propio Jung decía también “lo que se resiste, persiste”. No se trata de enfrentarse a la tristeza, de reprimir la ira o pelear con la ansiedad. Se trata de aceptar que forman parte de ti, para poder gestionarlas.

¿Cómo gestionar las emociones negativas y aprender de ellas?

Las emociones negativas van a formar parte de tu vida. Eso ya lo hemos entendido. Pero ¿cómo podemos gestionarlas? Aunque es un tema profundo y muy complejo, te ofrezco cuatro consejos que pueden ayudarte a hacerlo.

  • Reconoce y valida tus emociones. El simple hecho de reconocer una emoción, hace que nos invada una sensación de alivio inmensa. Para ello debes evitar negar o reprimir tus emociones. Reconócelas, sin juzgarte. La tristeza, la ira, el miedo y otras tantas son solo respuestas naturales a situaciones complicadas. Validarlas te permitirá procesarlas de forma más constructiva.
  • Reflexionar. Una vez aceptada la emoción, pregúntate, ¿de dónde viene? ¿Qué la ha desencadenado? ¿Qué viene a decirte sobre ti misma o sobre tu entorno? Puede que al principio te cueste resolver estas preguntas, no desesperes. Tómate tu tiempo, date espacio y, si te ayuda, prueba a escribir en un diario todas estas reflexiones para darles orden en tu mente. También puedes hablar en voz alta, grabarte o conversar con un amigo.
  • Usa la respiración consciente. En especial, cuando surgen emociones como la ansiedad, el miedo o la ira, controlar la respiración puede ser una buena forma de calmar y gestionar. Practicar ejercicios de respiración consciente calmará tu mente y creará un espacio entre la emoción y la reacción, permitiéndote gestionar mejor lo que sientes.
  • Aprende de cada experiencia. Una vez procesada la emoción, y con algo de distancia, pregúntate qué puedes aprender de lo sucedido. Conocerte a ti misma, entender tus circunstancias y cómo te afectan, es la mejor forma de fortalecer y trabajar en tu propia inteligencia emocional.