Llega septiembre y no son pocas las personas que ponen el foco del nuevo curso en lograr un bienestar que a veces es difícil alcanzar. Las dietas siempre han sido un gran recurso para este momento de ‘poner orden’ en la alimentación, pero cada vez son más los profesionales que desaconsejas las restricciones y todo lo que tiene que ver con cambio drásticos no sostenibles en el tiempo.
Y a su vez, cada vez son más los profesionales que teniendo en cuenta las necesidades de las personas ofrecen soluciones alternativas para lograr diferentes objetivos de bienestar. Raquel Paniagua, experta en Coaching, Programación Neurolingüistica y Nutrición ha estudiado en profundidad las razones que llevan a una persona a caer en la cultura de la dieta y ofrece un programa que va más allá, que trata de dar a las mujeres que trabajan con ella las herramientas necesarias para conectar consigo mismas y con sus señales de hambre y saciedad, con el fin de poder mantener en el tiempo una buena relación con la comida. Charlamos con ella:
¿Qué es la neuroalimentación?
Neuroalimentación no es solo un método, es un viaje transformador. Surge de la necesidad de abordar algo más profundo que la nutrición: la adicción que tenemos con la comida. Este enfoque, diseñado específicamente para mujeres, va más allá de las dietas. Se trata de reconectar con nuestras señales de saciedad, eliminando antojos, atracones y picoteos innecesarios de comida en tiempo récord.
La mayoría de las mujeres ya saben comer saludable o añadir más proteínas y colores a sus platos. En España con nuestra maravillosa dieta mediterránea es sencillo, sin embargo, aun teniendo planificación de los menús, podemos experimentar adicción por productos que sabotean nuestros objetivos como: azúcares, harinas, lácteos, embutidos, fritos... Cuando eliminamos la adicción por estos productos experimentamos el no sentir la necesidad de ciertos alimentos que antes nos obsesionaban.
La fusión del Coaching, Programación Neurolingüística y estrategias nutricionales sencillas es lo que hace de Neuroalimentación una metodología única y poderosa, capaz de generar cambios profundos y duraderos en la vida de nuestras alumnas.
Se dice que vivimos en la cultura de la dieta ¿Nos ha perjudicado?
La cultura de la dieta ha creado un laberinto de restricciones y reglas difíciles de seguir si queremos mantener nuestra vida social. Estas estrategias a menudo se enfocan en lo que "no deberíamos" comer, sin eliminar primero la adicción y la ansiedad. Esto genera más deseo por consumir los productos supuestamente prohibidos y además requiere de mucho esfuerzo. Y el 90% - 95% de mujeres recae en los patrones de comportamiento anteriores a la dieta, ya que han empleado fuerza de voluntad, pero no han eliminado la ansiedad por la comida.
Más allá de los impactos físicos, esta cultura afecta nuestra autoestima y bienestar emocional, convirtiendo la alimentación en una fuente de estrés en lugar de disfrute y fluidez. Tanta programación de menús restrictivos produce un exceso de pensamientos que giran alrededor de la comida. Muchas mujeres investigan sobre nutrición y acaban con una cantidad desmesurada de información, pero no de transformación.
Está bien que sepas lo que es saludable y lo que no, o disponer de una dieta programada, pero si llega la tarde y sientes un deseo irrefrenable por el azúcar o las harinas... Necesitas eliminar la adicción, antes de seguir con tus objetivos saludables.
O sea que no hablamos de un menú, si no de comer de forma instintiva ¿Es así?
Nos hemos desconectado de la sabiduría innata de nuestro cuerpo, aquella que intuitivamente sabe qué, cuándo y cuánto comer. La razón, una vez más, tiene origen en los alimentos ultraprocesados. Estos alimentos inhiben las señales de saciedad que deberían de llegar a nuestro cerebro. Las hormonas de la saciedad; la grelina, encargada de generar apetito y leptina, encargada de reducirlo, deben enviar las señales al cerebro, sin embargo, los alimentos ultraprocesados inhiben y bloquean estas señales.
Se ha demostrado que la fuerza de voluntad o incluso un trabajo en la psicología del hábito no suele ser suficiente, ya que hay que abordar el tema desde una perspectiva bioquímica de nuestro cuerpo y a través de alimentos saludables, permitir que estas hormonas vuelvan a hacer su trabajo correctamente, estabilizar nuestros niveles de insulina en sangre y así recuperar una verdadera conexión con la saciedad, y esto nos permite elegir las cantidades de comida adecuadas con naturalidad y sin esfuerzo.
¿Cómo comenzaste a darte cuenta de que lo que se necesitaba era ese cambio de ‘chip’?
En 2019 como coach nutricional, sabía perfectamente lo que debía comer para mantener mi peso, también sabía cómo elaborar un menú saludable, sin embargo, conocí a mi pareja actual y nuestros planes se basaban en comidas y cenas fuera de casa... Postre por aquí, postre por allá... Comencé a sentir antojos de dulces y harinas.
Mi entorno me conocía como “la chica sana” por lo que delante de los demás comía saludable y cuando me quedaba a solas, me daba atracones de azúcares, panes, embutidos, fritos... El cerebro es como un ordenador e interpreta la realidad en base a su pasado, así que mi estrategia para tratar de solucionar mis atracones fue recurrir a toda la información nutricional que ya tenía y a hacerme un menú personalizado y restrictivo.
Las comidas principales no eran un reto y supe seguir mi menú, sin embargo, cada tarde la ansiedad por consumir ultra procesados era mayor y trataba de evitarlos con fuerza de voluntad, hasta que el deseo era irrefrenable y por las noches cuando mi familia dormía, yo me comía paquetes enteros de galletas. Cogí 10 kilos y el efecto rebote era constante.
La clave para recuperar mi libertad alimentaria no fue seguir con mis menús, ni seguir formándome en nutrición, sino eliminar la adicción por los alimentos que realmente saboteaban mis objetivos saludables y conectar con las señales de saciedad para decidir yo las cantidades y recuperar mi peso, sin ansiedad y manteniendo mi vida social y familiar.
¿Crees que hay demasiado ruido en redes sociales sobre alimentación? ¿Y crees que eso perjudica o beneficia?
Definitivamente, hay un exceso de ruido en redes sociales sobre alimentación. En mi opinión, el conocimiento es poder y es maravilloso tener tanta formación a nuestro alcance, sin embargo, este bombardeo constante de tendencias dietéticas y consejos contradictorios crea un entorno de confusión y ansiedad ya que no hay unanimidad por parte de los profesionales de la salud en todas opciones alimentarias.
Algunos profesionales recomiendan los lácteos, por otro lado, he leído extensos estudios que los contraindican. También hay corrientes que promueven dietas cetogénicas donde se eliminan las harinas en su totalidad porque generan más inflamación... La pregunta es ¿Qué hacemos entonces? ¿La pasta es buena o mala? ¿Los lácteos son buenos o malos?
Bajo mi punto de vista y por la experiencia trabajando con mujeres, la respuesta es: Depende del uso que tú des a los alimentos. ¿Comes pasta o harinas todos los días porque sientes una necesidad? ¿Sientes adicción o un deseo irrefrenable cuando tienes estos alimentos delante? ¿Cuándo consumes el alimento experimentas un atracón porque no sabes frenar, ni sentir tus señales de saciedad?
Si la respuesta es sí, a alguna de estas preguntas, mi recomendación es: deja de investigar sobre nutrición, deja de juzgar tanto a los alimentos y enfócate en eliminar la adicción y la ansiedad que experimentas por algunos productos, porque hacerlo en momentos puntuales y de la forma adecuada también es salud.
¿Cómo comenzaste a ayudar a las mujeres en este sentido?
Mi camino para ayudar a las mujeres comenzó con una mezcla de experiencia personal y formación profesional. Al combinar mi conocimiento en Coaching y Programación Neurolingüística con un entendimiento profundo de los desafíos alimentarios, desarrollé un enfoque que va directo al corazón del problema que yo viví: la ansiedad y los antojos.
Fue un proceso de descubrimiento y coherencia. Logré eliminar la ansiedad por la comida en tiempo récord, así que debía transformarlo en un método extensible a todas las mujeres. Desde el año 2020, hemos ayudado a más de mil mujeres a eliminar antojos, atracones y picoteos de comida innecesarios y sigo con la misma ilusión y pasión del primer día.
Es un regalo trabajar con cada mujer que pasa por nuestro programa, porque gracias a todas ellas, cada vez logramos resultados más eficaces, en menos tiempo y por supuesto, sostenibles.
¿Cuál ha sido tu caso de mayor éxito?
Recibo tantos mensajes de mujeres, que no hay un solo día que no de las gracias a todas ellas por confiar en mi para su transformación. Todas ellas son únicas, aunque reconozco que me pellizca el corazón ver a mujeres que alcanzan su libertad alimentaria, a pesar de estar pasando por momentos personales muy difíciles durante su recorrido en nuestro programa.
Aprovecho para mandar un fuerte abrazo a todas las mujeres que han confiado en nosotros, porque sin ellas, todo esto no sería posible.