Aunque cada vez estamos más concienciados sobre que utilizar SPF durante todo el año es esencial, ahora que llega el verano y las horas de sol aumentan, y derivan en que pasemos más tiempo al aire libre, es más importante que nunca no olvidarse de este paso de la rutina de belleza. Pero, en materia de protección solar, hay muchas dudas básicas que no acaban de convencernos sobre cómo y cuándo debemos aplicarnos este producto.
Para ayudarnos con ello, los expertos de Yver Rocher nos cuentan cuáles son los 8 mandamientos para aprender a utilizar el protector solar correctamente y cuidar a tu piel como se merece.
El orden de nuestra rutina si es importante, como señala la experta tienes que “extender el sérum, la crema hidratante habitual, el contorno de ojos y el protector solar. Un día al aire libre no implica descuidar la rutina cosmética”.
“Salvo que se trate de un filtro físico, que comienza a actuar en el momento mismo de la aplicación, los fotoprotectores químicos necesitan este plazo para que la piel los absorba del todo y se produzca el efecto protector”, alerta Begoña.
Es la dosis necesaria para que sea verdaderamente efectivo. Seria el equivalente a seis cucharadas de café para rostro y cuerpo. Como señala la experta, “si un envase de 200 ml te dura más de 10 días, es que lo estás haciendo mal”.
- Nunca sobre la piel mojada
La explicación nos la da Begoña Gómez, “las gotas de agua actúan como una lupa y aumentan el riesgo de que se produzcan quemaduras. Además, el producto no se puede extender correctamente”.
- No olvidarse de las zonas críticas
La espalda no es la única parte del cuerpo que suele quedar desprotegida. Como recuerda Begoña, “el miedo a manchar el pelo hace que a menudo ‘olvidemos’ extender el producto en las orejas o la parte alta de la frente”. Los párpados y el dorso de los pies y de las manos también necesitan protección.
Aunque no te hayas bañado ni hayas sudado, hay que reaplicar el protector solar. “Pasado ese tiempo pierde eficacia” añade la experta.
- Cuidado con la resistencia al agua
Como explica Begoña, “indican que el producto no pierde eficacia dentro del agua, pero independientemente de ello, hay que volver a extender el protector solar después de cada baño una vez se seque la piel”.
Es el formato preferido por su practicidad, y aunque es cierto que son más fáciles de aplicar y llegan a cualquier rincón, tienen menos poder de permanencia. Las cremas y las leches son más resistentes al agua y al sudor. Begoña Gómez aconseja “extender una buena cantidad y reaplicar cada dos horas”.