Yurena (46) no hace honor al ‘No cambié’, el tema que la hizo famosa en el año 2000, cuando era Tamara. Ha cambiado, y mucho, tras su paso por ‘Supervivientes’. Es una mujer renovada que concede a Lecturas su entrevista más descarnada paseando por su polémica vida, marcada por las burlas que despertaba durante la época en la que perteneció a la pandilla más ‘freak’ del panorama artístico. Tras superar el escarnio al que fue sometida junto a su madre durante años, salir ilesa de dos intentos de suicidio y verse obligada a cambiar de nombre artístico tras la demanda de la Tamara de los boleros, se retiró durante seis años para reconstruir su maltrecha autoestima y superar un pánico escénico brutal. Incomprendida por ser demasiado moderna, hoy la ‘Madonna española’, a la que adoran los chinos, sigue destilando ese aire futurista que la hace única. Resistió y ha vencido.
¿Cómo estás tras tu paso por ‘Supervivientes’?
Muy contenta, porque la audiencia me conoce de verdad, y libre de los sambenitos que se me han colgado.
¿Cómo fue tu niñez?
Añoro mi infancia, luego sufrí acoso escolar, era gordita y gafotas, fue un infierno. Nunca lo conté en casa, pero conseguí que me llevaran a un médico para que me pusiera a dieta y me quitara las gafas. He pensado mucho en mi padre. ¡Lo quiero tanto! No se lo he dicho nunca. He estado siempre muy unida a mi madre y quizá se ha sentido desplazado.
Tu madre y tú sois inseparables.
La primera semana de concurso tenía miedo de que mi madre sufriera. Tiene alzhéimer desde hace tres años y no me ha reconocido. Me daba mucho miedo que me llamara por teléfono, algo que hace siempre, y no poder atenderla. Estoy contenta porque la he encontrado muy bien.
Hubo un época en la que tu madre despertaba burlas.
Ella es mi vida. El daño que hicieron a mi madre es lo más doloroso de mi vida. Ella lloraba y sufría mucho. Nunca lo entendí. Fue una madre coraje que renunció a su vida para acompañarme a Madrid a cumplir mi sueño. Yo tenía 28 años. Parecía que había que cachondearse de ella y hasta que dejó de salir la llamaban de todo.
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