La vida más íntima de Marisa Paredes: un amor que cambió su vida, una hija que ha seguido sus pasos y Chema Prado, su viudo

Marisa Paredes, leyenda del cine y la interpretación, ha fallecido a los 78 años; la actriz deja una hija, María Isasi, que ha seguido sus pasos en el mundo de la interpretación

JC
José Confuso

Director digital de Lecturas

Marisa Paredes María isasi
GTRES

“Yo era una niña tímida, delgaducha, con una cierta arrogancia”. Uno puede leer esta simple frase y hacerlo con la inconfundible voz de Marisa Paredes. Hija de portera, con solos seis años soñó con ser actriz. Se lo dijo a su madre, claro. Esta, ni corta ni perezosa, respondió: “¿Pero quién te crees? ¿Lola Flores?”. Poco podía imaginar que décadas después se convertiría en una de las grandes actrices del cine, el teatro y la televisión. Una leyenda sobre los escenarios.

Marisa Paredes ha fallecido este martes a los 78 años, tal y como ha confirmado la Academia de cine. Se va un icono de la pantalla. Una actriz todoterreno que fue capaz de todo. Una de esas intérpretes que pudo con todo y con todos. Su voz, su forma de actuar y los personajes que ha dejado para el recuerdo son, sin duda, su gran legado. Imposible no imaginarla rodando con los grandes, a las órdenes de los mejores directores nacionales e internacionales. Todo el mundo quería trabajar con Marisa.

“Mi elegancia me viene de familia. Mi abuelo era campesino y también era muy elegante”, le contaba al periodista José Luis Romo para ‘LOC’. Figura pública donde las haya, nunca dejó una causa por abanderar. Su voz, su inconfundible voz, fue también la de aquellos que no tuvieron tanta suerte, la de los que necesitaban un altavoz en los medios. Hasta sus últimos meses, Marisa estuvo ahí. Siempre estuvo ahí.

Una vida marcada por dos amores

Su maestro fue Fernando Fernán Gómez. La descubrió cuando solo tenía 16 años e intentaba labrarse un camino como actriz de teatro. “Fue un maestro de vida. Representaba lo más fascinante que podía tener una persona: inteligencia, cultura, sentido del humor, lucidez…”, explicaba en la citada entrevista. Marisa Paredes tenía entonces 71 años y había ganado el Goya Honorífico. La profesión se rendía a los pies de aquella niña que quería actuar.

Al lado de Fernán Gómez aprendió mucho. Cambió para siempre y abrió un mundo que desconoció. Pero su existencia cambió cuando llegó a su vida Antonio Isasi-Isasmendi. Reputadísimo director, “cuando le veo se me aparece la imagen de un hombre maduro, sólido. Decido pararme y con él pensamos tener un hijo”. Paredes rehizo su vida junto a Isasmendi. Juntos tuvieron a su única hija, María, que decidió seguir los pasos de su madre en el mundo del cine.

Marisa Paredes y su hija María Isasi

La actriz Marisa Paredes junto a su hija, María Isasi

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La pareja, eso sí, no duró. Seis años después emprenderían caminos por separados. “María nació el año justo en que murió Franco; desde la ventana yo escuchaba los gritos de los ultras”, explicaría años después. Y es que para Marisa Paredes, la realidad estuvo siempre muy presente. La suya fue la historia de muchas, aunque no todas lograron brillar a su nivel. Era una diva que nunca quiso serlo.

Ya separada de Isasmendi, la actriz rehizo su vida con Chema Prado, el que fuese director de la Filmoteca Española. Con él pasó los últimos años de su vida. Una existencia tranquila y madura en la que Marisa nunca dejó de trabajar. Era una de esa estirpe que ya no quedan.

Una vida llena de recuerdos junto a Chema Prado

La pareja se instaló en uno de los edificios más icónicos de la capital, Torres Blancas. Un edificio situado en Avenida de América que ha servido también de escenario para más de una película. “Fue una época divertidísima”, confesó la actriz para la revista ‘AD’. “Había en la última planta un restaurante buenísimo al que, ocasionalmente, porque era muy caro, le pedíamos que nos preparara la comida y nos llegaba a través del montaplatos. Era todo mágico y tan misterioso”.

“Llegué a Madrid en 1970, visité el edificio y conocí otros trabajos del arquitecto, al que admiraba. En el año 80 pude alquilar un piso en la planta 21 y me instalé allí”, explicaba Prado a la citada publicación. La pareja llenó el apartamento de 120 metros cuadrados de recuerdos. Muchos eran de Marisa, de sus rodajes, de sus fotografías, de la vida que había ido llevando en plena Movida madrileña y mucho después.

No duraron en abrir las puertas de su casa para que la fotografiaran. Sus vidas eran públicas aunque privadas. Así lo mantuvieron siempre. Estuvieron en primera fila aunque sabiendo que detrás había mucho más. Enseñanzas que también transmitieron a María, la hija de la actriz.

El golpe más duro para Marisa Paredes

En 2017 fallecía Antonio Isasi-Isasmendi. El director de cine moría a causa de una neumonía y dejaba a sus hijos en el desconsuelo. Tanto a María como a los que había tenido previamente. Comenzaba ahí una batalla judicial entre ellos por el reparto de la herencia del cineasta. “El reparto de la casa, refugio del célebre cineasta donde vivió los últimos años de su vida, no satisfizo a todas las partes por igual”, apuntaban desde el portal ‘Vanitatis’.

La vivienda familiar de Ses Salines, donde Isasmendi pasó los últimos años de su vida en Ibiza se convirtió en objeto de disputa. María Isasi y Marisa Paredes reclamaron judicialmente una nueva repartición entre los tres hermanos. La hermana mayor no figuraba inscrita en la isla por lo que se entendía, desde la versión de la hija de la actriz, que no optaba al reparto de la casa familiar.

El pleito llegó hasta el Tribunal Supremo, tal como se indicó en varios medios en 2021, y se preveía largo y complicado. Fue, sin duda, el peor trago al que tuvo que enfrentarse la actriz en los últimos años de su vida. La lucha incansable junto a su hija por la herencia de su padres. Las relación de María con sus hermanos, hijos de Isasmendi y de su primera mujer, nunca volvió a ser ya la misma. Aunque en el último adiós al director de cine sí aparecieron unidos.

La pérdida de Marisa Paredes deja a su hija completamente desolada. A ella y a todos los que estuvieron a su lado en estos últimos años. Actriz respetada y queridísima, las muestras de cariño hacia ella de compañeros y amigos han sido constantes desde que saltó la noticia a primera hora de este triste martes.