Desde que Tamara Falcó (41 años) le diera el 'sí, quiero' a Íñigo Onieva (34 años) en el palacio de El Rincón el pasado mes de julio se ha especulado mucho sobre el estado de su matrimonio. Rumores de crisis que se disparaban después de comprobar que la marquesa de Griñón dormía repetidamente en casa de su madre, Isabel Preysler.
Pero, que no cunda el pánico porque no tiene nada que ver con una supuesta separación. Tal y como ha podido saber 'Vanitatis' después de hablar con personas cercanas a Tamara, la única razón que se esconde detrás de estas salidas a deshoras es que "no le gusta quedarse sola". En los últimos meses, Íñigo Onieva ha estado viajando mucho por motivos de trabajo, entonces en lugar de permanecer sola en el lujoso ático, prefería irse a casa de Isabel Preysler y de paso pasar tiempo con su madre.
Lo cierto es que según apunta la mencionada publicación, Tamara no solo sigue yendo a casa de su madre para dormir, sino que también es el lugar donde aprovecha para hacer reuniones y hacer contenido para redes sociales.
Julio José y Chábeli, instalados en casa de mamá Preysler
Afincados en Miami, cada vez que Julio José y Chábeli viajan a España se quedan en casa de Isabel Preysler, algo que hace muy feliz a la socialité que tiene la oportunidad de pasar más tiempo con sus hijos. Los hijos mayores de Julio Iglesias están en medio de las grabaciones de un nuevo programa de decoración y permanecerán
De hecho, la propia Isabel reveló hace unos meses que cada uno de sus hijos sigue contando con su dormitorio en la mansión, detalle que les permite sentirse en casa a pesar de haber abandonado el hogar familiar hace décadas. Lo mismo pasa con Ana Boyer. La abogada reside desde hace más de siete años en Doha junto a su marido, Fernando Verdasco, y sus dos hijos, pero pasa largas temporadas en nuestro país.
Viajes, peleas y planes de ser papás: Los primeros ocho meses de casados de Tamara Falcó e Íñigo Onieva
Los primeros meses de Tamara e Íñigo como marido y mujer lo pasaron recorriendo el mundo. Ambos comparten una pasión loca por viajar y probar todo tipo de gastronomía. Con la vuelta a la normalidad, se instalaron el el lujoso ático de Puerta de Hierro y ahí comenzó una nueva etapa en las que empezaron a surgir los primeros roces.
Lejos de ocultarlo, la propia Tamara confesaba a la prensa que lejos de lo que pueda pensar, " Íñigo tiene la mecha más corta, pero yo tardo más en desenfadarme". "En mi cabeza yo soy jueza y decido qué está bien y qué está mal, la que dicta sentencia (...) Siempre o bastantes veces, tengo razón. Me atrevería a decir que un 98% de las veces", confesaba entre risas.
Sea como fuere, ambos están luchando por adaptarse el uno al otro y son "muy felices". Pasan mucho tiempo juntos y su sueño más inminente es formar una familia juntos. "Estoy felizmente casada, ahora mismo viviendo un momento súper bonito", confesaba hace solo unos meses.