Era complicado que Úrsula Corberó (34 años) consiguiera un éxito que se acercara mínimamente al obtenido con su papel de ‘Tokio’ en ‘La casa de papel’, pero es evidente que con ‘El cuerpo en llamas’lo ha vuelto a hacer. Se estrenó el pasado ocho de septiembre y poco menos de dos semanas se ha convertido en la serie más vista de Netflix de habla no española, es decir, un éxito rotundo que no todas las ficciones logran. En este proyecto, la actriz encarna a Rosa Peral, una expolicía que lleva seis años en prisión, y está condenada a veinticinco, por el asesinato de su pareja en 2017, perpetuado, según el fallo del jurado, entre ella y su amante, algo que los dos siempre han negado con rotundidad. Era un papel complicado y Coberó ha confesado que le costó decidirse para hacerlo y que el rodaje fue duro en algunas ocasiones, pues la historia es, cuanto menos, truculenta y desagradable.
Pero lo hizo y a juzgar por la crítica lo hizo bien, pues prácticamente hay unanimidad absoluta en cuanto a su trabajo, que ha sido alabado como pocas veces. Esto quiere decir, entre otras muchas cosas, y al margen de la profesionalidad de la actriz que resulta indiscutible, que sabe elegir muy bien los proyectos en los que se embarca. Eso, o que todo lo que toca lo convierte en oro. Pero lo cierto es que desde el exitazo de ‘La casa de papel’ que la llevó a recibir ofertas internacionales e incluso a protagonizar una serie británica, la joven está viviendo los mejores años de su carrera como actriz, que comenzó mucho antes de que todo esto explotase.
Pero además de actuar, se ha parado a pensar y a organizar su futuro, pues si algo en lo que todos los actores coinciden es en que su trabajo es muy incierto y hay que llevar a cabo aquello que decían nuestras abuelas de “guardar para cuando no haya”. Quizá siguiendo esa máxima sea como Úrsula ha tomado la decisión de invertir en ladrillo, y lo ha hecho no una, si no tres veces desde 2017.
En aquel año compró un piso en Madrid, un apartamento de cincuenta metros cuadrados que destaca por su céntrica ubicación, y es que está en pleno corazón de la capital, ideal para moverse andando por las zonas más emblemáticas. En su momento lo reformó por completo y aunque durante estos años ha viajado muchísimo, esta localización ha sido su base durante el tiempo que ha pasado en la ciudad.
La segunda inversión no ha sido muy lejos de la primera, pero en esta ocasión está ubicada en una localidad de las afueras, Aravaca. Allí adquirió en 2020 un terreno de mil metros cuadrados, con la mitad del mismo urbanizable y a fecha de hoy continua en construcción, tal como revelaba el digital Vanitatis en este momento los cimientos ya están levantados y cuenta con luz, agua y gas, pero queda mucho trabajo por delante para que esa vivienda sea habitable.
Y, de hecho, sin llegar ni a terminarla, Corberó ya ha firmado la compra de otra. En el verano de 2022, repitió en Barcelona lo que había hecho en Madrid, comprar un inmueble viejo, pero con una ubicación exquisita. En esta ocasión también con más metros, 120 en concreto, lo que le da muchas más posibilidades. Por ahora se desconoce si ya está inmersa en su reforma o si es un plan de futuro, también si este piso será para las temporadas que pasa en su tierra o bien tiene el fin de alquilar o vender.
Lo que es casi seguro es que sea cual sea su plan con respecto a estas inversiones, no será algo que comparta fácilmente, pues desde hace tiempo, aunque no se oculta, tampoco es muy dada a hablar de su vida privada. Comparte vida desde 2016 con el también actor Chino Darín, al que conoció en el rodaje de ‘La embajada’ y con el que a veces coparte imágenes, e incluso han posado en algún photocall, pero no suele dar detalles acerca de su relación ni de su día a día. Tampoco lo hacía antes de esta relación, pues además su anterior pareja, Andrés Velencoso, es más reservado aún si cabe para este tipo de cosas.
Sea como fuer es evidente que le va bien, que la vida le sonríe en lo profesional y en lo personal, que en el presente es una actriz de éxito que incluso puede elegir proyectos y decir no a aquello que no le cuadre, algo que no todo el mundo en su profesión puede permitirse, y en el futuro, pues si las cosas no van tan bien como ‘El cuerpo en llamas’, siempre tendrá esas inversiones en ladrillo que hizo en los tiempos de bonanza.