Cada día somos más fans de Úrsula Corberó y cada vez nos queda más claro que tiene un corazón que no le cabe en el pecho. No cabe duda de que no solo es mérito suyo, sino de las personas que la han empujado a ser la mujer que hoy es, inspirándola con su fortaleza y sus agallas y ayudándola. La actriz de 'La Embajada' celebró el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, contando las historias de superación de Esther y Mònica, su madre y su hermana, las mujeres más importantes de su vida.
La madre de Úrsula no tuvo una entra a la edad adulta nada fácil. Después de quedarse embarazada prematuramente de su hermana mayor, sufrió en sus carnes la mentalidad de la época. "Mi madre se quedó embarazada de mi hermana con 17 años. Cuando le empezó a asomar la barriguita pasó a ser la peste del barrio, se quedó sin amigas y aún siendo una estudiante brillante la echaron del colegio porque era un mal ejemplo para las demás niñas", escribe en su Instagram. Lejos de dejar que eso la afectara, le puso a la vida buena cara: "Siempre estaba contenta, los sábados por la tarde se iba a la discoteca sola y se subía al podium a bailar sin parar con su bombo, a las dos horas se volvía para casa. Y nunca dejó de luchar para tirar adelante con su familia: "Ha trabajado de corsetera, de floristera, de pescatera, ha limpiado casas, ha sido auxiliar de clínica dental, ha vendido colchones...". Pero el mayor sacrificio lo hizo para que Úrsula, de 6 añitos solo, pudiera cumplir su sueño de ser actriz. "Le suplicaba a su jefe que le diera la tarde libre y le decía que se lo descontara del sueldo para llevarme a los cástings. Vivíamos a 62km de Barcelona y mi madre no tenía coche ni carné, hacíamos autoestop en el pueblo para que nos llevaran al pueblo de al lado y allí cogíamos un tren que nos dejaba en Barcelona. Después metro. Las colas de los cástings de publicidad eran infernales y durante un año no me cogieron para ningún anuncio, pero quien la sigue la consigue". Un esfuerzo que la actriz no ha olvidado y que intenta devolvérselo cada día siendo mejor actriz, pero más aún, una mejor mujer en el mundo.
Si la historia de lucha de Esther nos ha cautivado, a Corberó aún le queda por contar las vicisitudes a las que ha tenido que enfrentarse su hermana, cuyo mayor empeño fue tirar adelante con su hijo. "Ha trabajado sin parar toda su vida, pasando por momentos muy críticos con un hijo al que alimentar, desesperada por conseguir un empleo reunió dinero de donde pudo y se formó para ser tanatopractora, pero resulta que ahí las mujeres no estaban bien vistas y le ponían pegas para todo. Nunca le dieron trabajo aunque terminó sus prácticas con notas sobresalientes", desvela antes de concluir diciendo que "he llegado donde estoy gracias a la garra que he heredado de ellas".
Desde la experiencia personal de Úrsula y las mujeres de su vida, la actriz ha querido homenajear a todas las mujeres que, como ellas, se han crecido ante la adversidad. "Las mujeres no se merecen un día, se merecen una vida digna con igualdad", reivindica. Estamos contigo, Úrsula, tanto en esta última afirmación como en que tu madre Esther y tu hermana Mónica son "unas JEFAZAS".
Mi madre se quedó embarazada de mi hermana con 17 años. Cuando le empezó a asomar la barriguita pasó a ser la peste del barrio, se quedó sin amigas y aún siendo una estudiante brillante la echaron del colegio porque era un mal ejemplo para las demás niñas. Ella siempre me cuenta que aún así siempre estaba contenta, los sábados por la tarde se iba a la discoteca sola y se subía al podium a bailar sin parar con su bombo, a las dos horas se volvía para casa. Ha trabajado de corsetera, de floristera, de pescatera, ha limpiado casas, ha sido auxiliar de clínica dental, ha vendido colchones... Y cuando le dije con 6 años que quería ser actriz le suplicaba a su jefe que le diera la tarde libre y le decía que se lo descontara del sueldo para llevarme a los castings. Vivíamos a 62km de Barcelona y mi madre no tenía coche ni carné, hacíamos autoestop en el pueblo para que nos llevaran al pueblo de al lado y allí cogíamos un tren que nos dejaba en Barcelona. Después metro. Las colas de los castings de publicidad eran infernales y durante un año no me cogieron para ningún anuncio, pero quien la sigue la consigue. Mi hermana tampoco se queda corta, ha trabajado sin parar toda su vida, pasando por momentos muy críticos con un hijo al que alimentar, desesperada por conseguir un empleo reunió dinero de donde pudo y se formó para ser tanatopractora, pero resulta que ahí las mujeres no estaban bien vistas y le ponían pegas para todo. Nunca le dieron trabajo aunque terminó sus prácticas con notas sobresalientes. Las mujeres no se merecen un día, se merecen una vida digna con igualdad. Soy quien soy y he llegado donde estoy gracias a la garra que he heredado de ellas. Unas JEFAZAS que han podido con todo y más. Siento no tener una foto de las tres #MamiEsther @moni_fd us estimo i estic molt orgullosa de vosaltres ❤
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